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Pedro Sánchez

Sánchez se la juega

Veremos si a nuestro presidente del Gobierno le ha funcionado la estrategia de priorizar ese objetivo mientras aquí crecen las protestas por el precio del combustible y el desabastecimiento.

Un mes de guerra en Ucrania y seguimos en la incertidumbre, siendo testigos del horror de una invasión que ha dejado incontables muertes, ciudades devastadas, un éxodo de más de tres millones y medio de personas a terceros países, graves consecuencias económicas para todo el planeta y, lo que es peor, la amenaza de una tercera guerra mundial.

Yo sé que duele ver los informativos estos días, yo sé que te entran ganas de apagar la tele para siempre, pero te pido comprensión: no mires a otro lado, no relativices este conflicto. No olvides que, hace solo treinta días, los ucranianos eran europeos como tú y cómo yo, residentes en un país con una población y una extensión muy parecida a la de España. Llevaban vidas similares a la nuestra, estábamos los unos de los otros a menos de cuatro horas en avión. De la noche a la mañana, han tenido que dejarlo todo –casas, negocios, trabajos– para aprender a empuñar armas y luchar por su país, o para huir de las bombas. Están empezando a llegar a nuestras ciudades desorientados, asustados, añorando la vida que les acaban de arrancar y que, visto lo visto, será muy difícil que recuperen.

Por muy tocadas que se encuentren ahora mismo las tropas rusas sobre el terreno y, a pesar de que su ofensiva parece haberse ralentizado ante la feroz resistencia ucraniana, me resulta impensable que Vladimir Putin tire la toalla ante el mundo. Las sanciones ahogan a su pueblo, la creciente ayuda militar y humanitaria de Occidente a Ucrania le debilita más y más y, sin embargo, me apuesto lo que quieras a que Putin estaría dispuesto a todo, a alargar este conflicto indefinidamente, con tal de no rendirse. Está en juego su credibilidad, nada más y nada menos. Justo por ese motivo, no hay que descartar posibles presiones del Kremlin a China para que le ayude, e incluso la amenaza del ataque a Ucrania con armas químicas, biológicas o nucleares, una posibilidad que lleva tiempo apuntando Estados Unidos. De ahí la importancia de la cita que mantienen los líderes mundiales en Bruselas. Desde aquí, cruzo los dedos para que imperen la prudencia y la sensatez en las cabezas de los dirigentes aliados, cuyas decisiones nos afectan a todos.

La reunión que hoy mantiene el Consejo Europeo para hacer frente a la factura energética será vital para España y Portugal. Veremos si surte efecto la gira europea que emprendió hace unos días Pedro Sánchez para que la Unión nos permita un régimen energético específico, disociar completamente al precio del gas el de la electricidad. Y veremos, de paso, si a nuestro presidente del Gobierno le ha funcionado la estrategia de priorizar ese objetivo mientras aquí crecen las protestas por el precio del combustible y el desabastecimiento. No está la calle para bromas.

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