Rey Emérito
El día del Rey
Aquí ha intentado engañar al fisco todo el mundo, la propia Shakira, que es la Corinna de Piqué, del que aún está por ver si pasó o no la pasta antes sus ojos
No ha llegado el día en que nos haya defraudado Belén Esteban, cuyos gazpachos y salmorejos recomiendo desde aquí, no porque estén ricos, que también, sino porque esta faceta de empresaria ha descubierto en Belén a la Andy Warhol que lleva dentro. Como el artista de cara de cera y pelo de pelucón, Belén se autopromociona todo el tiempo. Cualquier producto es ella, por lo tanto, ella es el producto. Ayer, viendo a ráfagas «Sálvame», como de costumbre, la encontré en un acalorado debate sobre si Don Juan Carlos tendría o no que volver a España. La princesa del pueblo defendía que sí, que ya vale, que ha hecho cosas que no están bien, pero también otras excelentes. No quepo en mí de gozo al comprobar que tenemos la misma idea y los mismos argumentos. Era el día del Rey padre. Por la mañana puso un mensaje a Susanna Grisso para desmentir que tuviera nada que ver con el lío de Piqué.
Me preguntaba tontamente por qué no se exilian los ídolos deportistas cuando los pillan con la mano en el talón de Aquiles, que no es otro que la avaricia. Aquí ha intentado engañar al fisco todo el mundo, la propia Shakira, que es la Corinna de Piqué, del que aún está por ver si pasó o no la pasta antes sus ojos. O sea, que el Rey, oiga, al menos descarriló un 23-F, pero aparte de meter goles e insuflar ánimo independentista a la afición del Barça, qué ha hecho Piqué por España. Sí, la Copa Davis, los torneos de póker, dinero para Hacienda. Sin la ley en la mano lo perdonaría, como a Isabel Pantoja, porque han dado a ganar más dinero del que supuestamente se han llevado. Como a Lola Flores, en su momento, cuando le echaba la maldición gitana al ministro Carlos Solchaga y pedía una peseta a los españoles, que con eso ya tendría la deuda saldada. Solchaga, imperturbable, no tuvo compasión. Entonces las folclóricas eran herederas del franquismo. Sin embargo, hoy, pocos años después, se las retrata como abanderadas del feminismo. Majestad, solo tiene que esperar, aunque igual no le queda tiempo.
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