Opinión

El problema es que Sánchez no tira

Muchas cosas cambiaron en diciembre de 2018. Susana Díaz había tomado, una vez más, una mala decisión estratégica convocando elecciones a la Junta de Andalucía.

Contaba con que el PP estaba desmovilizado y tenía un candidato del montón, pero treinta y seis años de hegemonía socialista se fueron por el desagüe. En realidad, su prioridad era sobrevivir a Sánchez después de haber perdido las primarias del PSOE y, la manera era revalidar la presidencia. El resultado es que no consiguió ni lo uno ni lo otro.

No calculó que la abstención optaría finalmente por Vox y, tampoco, la foto de Colón que fue, a la postre, el principio del fin de Ciudadanos. La pérdida de Andalucía fue la señal de que el PSOE nacional estaba tocado.

Cuatro años después algo se ha resquebrajado en la izquierda. Sánchez, vestido de general, tomó el mando de los socialistas andaluces y colocó a Espadas. Ahora, a una semana de las elecciones, desde su entorno critican que es poco conocido y no ha hecho buena tarea.

Moncloa ha solicitado a los presidentes autonómicos socialistas, que acudan al rescate pero, a estas alturas, poco se puede hacer. Si las expectativas se cumplen, y el PP obtiene entre 45 y 47 diputados y aventaja al PSOE en más de 15 puntos, el PSOE debería hacer balance del mandato de su secretario general.

El otro asunto de interés en este proceso es el resultado que obtendrá la extrema derecha en su doble vertiente: cuántos le votan y de dónde son. Hace años que el PSOE andaluz ha perdido el apoyo de las clases urbanas y sobrevivía por el voto rural. Si los malos augurios se cumplen, Vox podría estar fuerte en estas zonas a costa de ex votantes socialistas El PSOE andaluz.

Los cambios de los electores siempre se producen en dos fases consecutivas: una primera en la que se abstienen y, la segunda, en que cambian su voto por otra opción. Recuperar el apoyo perdido es una tarea muy complicada que requiere aciertos propios y errores del contrario.

Los mandos intermedios del PSOE señalan en privado a Sánchez como el motivo de la pérdida de votos. Muchos de ellos se juegan su futuro el próximo año, es de esperar que Moncloa intente colocar la patata caliente de los malos resultados a cada federación y que estas, la devuelvan como una pelota de frontón.