Tomás Gómez
¿Debe volver a presentarse Sánchez?
Algo pasa con Sánchez que no le ha ido bien ninguno de los equipos que ha nombrado. No puede alegar que haya recibido imposiciones porque, desde que ganó las primarias en el PSOE, ha decidido, personalmente y con mano de hierro, cada nombramiento.
Lo ha hecho en las federaciones, en las que ha ido designado un candidato tras otro, con ningún éxito electoral, con la salvedad de Illa en Cataluña, que se consolida como la excepción que confirma la regla. Tras los desastres de Galicia, Madrid y Andalucía estaba su dedo.
En cuanto a la dirección nacional socialista, el congreso de 2021 ha fracasado también, ni siquiera ha durado un año.
Lo mismo ha ocurrido en el entorno de Moncloa. Cuando llegó, lo primero que hizo fue deshacerse de Serrano, el que era su jefe de gabinete, eso sí, dándole un retiro dorado en Correos.
Tampoco cuajó el controvertido Iván Redondo que, cuando todos esperaban verle como ministro de Presidencia, recibió la carta de despido. No fue el único que recibió el finiquito por los servicios prestados, el más sonoro fue el cese de Ábalos, que aún sigue sin darse una explicación veraz.
Pero las cosas han ido de mal en peor electoralmente. Hasta el bueno de Tezanos se ha rendido y sus pronósticos son inquietantes para los socialistas porque ya le da a Feijóo más escaños que al PSOE.
Ahora, parece que Sánchez le va a dar el bastón de mando a Patxi López. Sin embargo, no es que pueda decirse que el vasco esté en sus mejores horas políticas. Quedó quemado en las primarias y calcinado del todo a su paso por la presidencia de las Cortes.
Parece que Óscar López y Antonio Hernando están llamados a recuperar el pulso electoral. Pero no pueden hacer milagros, el paciente está mal porque el problema de fondo sigue sin abordarse: si Sánchez debe presentarse o no a las próximas elecciones.
Sánchez ha debido hacer una reflexión semejante, de ahí su celeridad en celebrar el proceso para proclamarse candidato y despejar dudas. Lo que olvida es que desde el despacho de un partido político hay cosas que no se pueden decidir.
El PSOE se tragará este fin de semana el sapo de que todos los males que le aquejan son debidos a equipos que no han funcionado. Pero los socialistas solo pueden tener una oportunidad si la renovación le toca al propio Sánchez.
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