España

Sé lo que hicisteis el último verano

Que la inflación es una amenaza y que el otoño va a ser complicado económicamente es una realidad reconocida por el propio Gobierno

Que la inflación es una amenaza y que el otoño va a ser complicado económicamente es una realidad reconocida por el propio Gobierno. Los datos son inquietantes, uno de los más observados por los economistas es el índice de producción industrial (IPI), que da información de la evolución de la actividad económica del sector.

A la espera de que se publiquen los datos correspondientes al mes de julio, la previsión que hacen los expertos es preocupante, vaticinando que el sector manufacturero ha experimentado la mayor caída en lo que se refiere a los nuevos pedidos, en más de dos años respecto al mismo mes.

De confirmarse el dato, significaría que las empresas podrían empezar a parar máquinas, lo que sumado a la caída de la demanda y los altos costes energéticos se traduciría en desempleo y en caída de la actividad económica.

Con la subida de los precios, las familias verán su sueldo mermado después de pagar la hipoteca, la compra del supermercado y, desde luego, la factura de la luz y del gas.

El PIB español necesita crecer por encima del 2,5% anual para generar empleo, por debajo de esa tasa aumentaría el paro, los economistas lo llaman la Ley de Okun. De momento, las expectativas de crecimiento sitúan a España por encima de ese umbral, pero también es cierto que las previsiones económicas se modifican constantemente.

Se acaba el verano y, según los datos publicados por el INE, los españoles han salido masivamente de vacaciones y han compensado sobradamente la caída de turismo procedente de otros países.

Después de la crisis de 2008, de los confinamientos y de dos años de pandemia, la salud mental de la sociedad requería un respiro y esa necesidad ha pesado más que las expectativas de un otoño caliente.

Además, han podido gastarlo porque el nivel de ahorro de las capas medias ha crecido en los últimos tiempos. Solo nos queda por saber si han guardado bajo el colchón para lo que pueda pasar.

En la crisis de 2008, se culpabilizó a las personas por “haber vivido por encima de sus necesidades”, especialmente en la compra de vivienda. Eran palabras cargadas de cinismo.

Este verano, los consumidores han actuado con una lógica de sus vidas aplastante, hartos de posponer momentos de disfrute permanentemente. Seguramente, no faltarán los oportunistas que les dirán aquello de “sé lo que hicisteis el último verano”.