Política

La España crispada

«Es un desastre que se hayan volado todos los puentes entre el PP y el PSOE»

Un aspecto muy positivo de la política española es que no hay fachas y mucho menos con toga. En cambio, desgraciadamente, contamos con políticos comunistas y populistas, como Iglesias y sus acólitos, que se sienten muy orgullosos de serlo e incluso están en el Gobierno. Nunca entenderé que alguien pueda reivindicar una de las ideologías más genocidas de la Historia. Es lo mismo que alguien se declare nazi o fascista. No se puede ser comunista haciendo abstracción de lo que hicieron en Rusia, China, Cuba, Camboya, etc. O que alguien se declare nazi y pretenda que ignoremos lo que sucedió en Alemania e Italia, así como la Guerra Mundial que provocaron Hitler y Mussolini. Sánchez es prisionero del espíritu del Pacto del Tinell y su recuperación por medio de los acuerdos con Podemos, ERC y los filoetarras. Nadie sabe si le saldrá bien electoralmente esta estrategia que ya siguió el PSOE influido por el PSC. A corto plazo puede comportar réditos, pero las consecuencias para la convivencia son catastróficas.

Es bueno recordar que los socialistas sufrieron una humillante derrota en 2011 mientras que el PP logró la mayoría absoluta, aunque la malogró por culpa de la corrupción y el sistemático incumplimiento de su programa electoral. Ni se puede ni se debe gobernar como si los principios fueran algo accesorio. Sánchez ha optado por la misma senda del Tinell y ha elegido aliarse con los independentistas de Junqueras. La declaración que hizo el jueves de que el procés se ha acabado es ciertamente pintoresca. No creo que nadie se la pueda tomar en serio tras escuchar a Aragonès, que es la marioneta de Junqueras. Es evidente que le han impuesto los indultos, la desaparición de la sedición y la reducción de la malversación. No han dado nada a cambio, salvo anunciar que plantearán el referéndum de autodeterminación en la mesa de diálogo. A cambio, Sánchez ha provocado una crisis institucional enorme, porque no se puede modificar el Código Penal con una técnica legislativa chapucera e inconstitucional. Es un desastre que se hayan volado todos los puentes entre el PP y el PSOE, porque la crispación le puede ser útil a corto plazo, pero Iglesias, los independentistas y los filoetarras no son aliados en los que pueda confiar. Le traicionarán cuando les convenga.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).