Navidad

Peligro: cena de empresa

Consejos sobre los riesgos habituales de la cena de empresa más el nuevo, el de la Ley solo sí es sí

La “feliz” navidad ya está aquí abriendo sus fauces y se acerca dispuesta a tragarnos a todos sin masticar. Y con ella las celebraciones de empresa, y los gloriosos y golosos saraos familiares, con sus respectivos cuñaos, desencuentros y cogorzas de la mano de los aconteceres asociados a las bajas temperaturas, el nacimiento de Cristo, para algunos, y para otros, la llegada de Papá Noel.

Situaciones todas ellas de alto voltaje social y laboral, con las emociones políticas y económicas a flor de piel y con la Ley del Sí y solo sí, vigilándonos a todes, para bien, supongo. Este año, Montero introduce la posibilidad amenazante de que las empresas asuman una responsabilidad (penal) por las incorrecciones y las circunstancias de acoso que puedan darse entre los miembros más lanzados de la plantilla. Y, como soy bondadosa, con cientos (miles) de horas de fiestas, trompas y papalinas a mis espaldas, he decidido compartir con ustedes las mismas respetuosas sugerencias que implementaré en mi empresa y en mi hogar:

Veamos, para ser impecable lo mejor es proceder discretamente, comer poco, no beber nunca, no fruncir el ceño nunca y no salirse del tiesto nunca, excepto cuando los demás no lo hacen, claro. Hay que tener sentido del espectáculo como Fredy Mercury.

¿Sexy o elegante? La elegancia en el vestir depende de la edad, de la forma física, del carácter del protagonista y por supuesto del lugar. No es lo mismo una reunión en casa con personas civilizadas, cosmopolitas, liberales y gentiles que una noche de juerga por los antros de la ciudad. Si quieren ser elegantes, una regla infalible es no ponerse algo con lo que no quisieran que su jefe les viera.

Por descontado, cualquier look exige una actitud; si se dirigen a una reunión con gente difícil o tienen que imponer alguna clase de autoridad profesional o social, no se vistan, amigas, como My Fair Lady en el baile de la Embajada. Por el contrario, si quieren desempeñar un rol de modestia y dulzura inquebrantables ante sus futuros suegros y cuñadas, no vistan como CatWoman.

Si yo fuera un hombre, me pasaría la vida en smoking, uno nunca está lo suficientemente borracho o desatinado en el interior de un buen smoking.

Precauciones. En todos los bares, fiestas y en cada una de las reuniones que se suceden neuróticamente en las noches navideñas existe un individuo torpe que te derrama el vino encima o te quema con su pitillo. Si no se le ocurre nadie, lo más probable es que esa persona indeseable sea usted, de hecho. En cualquier caso, siempre es más seguro tirar de estampados floridos, geométricos, lunares, tweeds, jaspeados, drapeados e incluso rayas.

Y ¿Para qué hemos comprado esos vestidos y faldas increíbles o esos espeluznantes pantalones con lentejuelas si no es para usarlos en Navidad? Si en estas fechas no lucimos lo más luminiscente de nuestro haber, nunca lo haremos porque nunca será tan apropiado. Póngase jeans, para cenar, si y solo si, al mirarse al espejo no pueden evitar dar gracias a Dios. En tal caso no se los quiten en todo el año pero… ¡Cuidado con el buitre de la empresa, presto a desplegar sus alas, sobre cualquier otro bípedo vertebrado en cuanto se toma dos cañas, pero sobre todo mucho cuidado con los complementos! Si un complemento no es perfecto para el look, quíteselo. Mi máxima para discernir es esta: si al mirarme el espejo no está gritando un rotundo sí, es un enorme no. Mucho mejor invertir en ropa interior inteligente.

Para vestir con propiedad, debemos estar al corriente de donde se colocan y hacia donde se dirigen al moverse, cada uno de nuestros adipocitos extra. Una buena persona requiere de buena y cómoda ropa interior.

Los vestidos cruzados y las faldas demasiado cortas, hermanas, son los peores enemigos de las mujeres sentadas en sofás. Tengan en cuenta a la hora de elegir su atuendo si el evento es a la mesa o en sillones, por lo que más quieran. Y sepan que la prenda que caminando erguida resulta etérea…, puede convertirse en el reclamo más demostrativo y desagradable de la velada al sentarnos (y beber algunos champancitos.)

Si van a hacerlo miserablemente, procuren no bailar. Hay determinados movimientos de cadera que una persona no debe realizar fuera del lecho, acompañado y sin calzones.

Si se descubren achispados, no intenten ligar bajo ningún concepto, no lo hagan con personas más sobrias ni las aburran con desagradables expresiones de euforia creyéndose más joven, bello o incluso ágil de lo que es en realidad; con personas más perjudicadas que uno peor, la cosa podría acabar en los tribunales. Ojo cuidado.

En cuanto a la charla sí, busquen a un colocutor en las mismas condiciones de ebriedad que ustedes o mucho más. Si no lo hay, márchense a casa, o mejor al hospital.

Por cierto, ni se les ocurra llevar el coche, pero sepan que, en navidad no hay taxis disponibles, al menos cuando uno más los necesita. Les recomiendo caminar y durante el trayecto de regreso quizá consigan entablar relaciones sanas, seguras y respetuosas, sin riesgo a ser denunciados, con cualquiera de las cariñosas farolas a su paso. Abrácenlas.