Feminismo
Psicología feminista: las mujeres matan por altruismo
Hemos pasado de la manada machista que duerme en la cárcel al rebaño postfeminista que pasta a sus anchas por el prado de las ideas
Leo un reportaje en un periódico de reputación nacional, aunque se edita en Barcelona, de reputación en todo el Estado habría que señalar para ser más exactos y utilizar la jerga de la Ley de Universidades. Trata del asesinato a manos de una guardia civil de sus dos hijas y su posterior suicidio. El primer párrafo (el maldito pordelantismo) dice que es un hecho terrible independientemente de quien lo haya cometido. Solo faltaba. En sus adentros, llegan los «expertos», en este caso «expertas» que sueltan palabras como el agua cuando cae de un rápido a doscientos metros de altura. No puede decirse que no se hayan mojado.
Cuando un hombre –loco o cabrón– mata a sus hijos no hay duda de cómo hay que presentar el caso: se trata de violencia vicaria, una manera de torturar a la pareja a través de otros. Pero hemos llegado a tal extremo, izquierdo o derecho, incluso extremo centro, que las teorías se despendolan de tal manera que la guardia civil que se cargó con su arma a las dos pequeñas resulta que ha cometido un asesinato «altruista», a decir de las mencionadas «expertas», y que ese tipo de asesinato, matar a los hijos porque no quieren que estén desprotegidos, se da más entre las mujeres que entre los hombres que al parecer somos más de tallar una venganza tan fina como las esculturas de una catedral.
El enfrentamiento entre géneros al que se ha llegado a través de múltiples vías, algunas tan aberrantes como la que aquí se relata, es un daño colateral del posfeminismo que hay que corregir antes de que volvamos al origen del homo sapiens, cuando el mundo no se dividía entre ricos y pobres sino entre hombres y mujeres, con los hombres en el lado equivocado de la historia que se está escribiendo. No son pocos los que se quejan en privado (no está bien visto que se debata en público) y solo con los más íntimos, del maltrato mediático al que se les somete cada día, lo que está favoreciendo entre los más jóvenes (y también entre los más cretinos, pero ese es otro daño colateral) que respondan ofreciendo resistencia. Si un periódico de reputación nacional dijera, a través de voz interpuesta, que los hombres asesinan sobre todo por altruismo quedaría cancelado. Hemos pasado de la manada machista que duerme en la cárcel al rebaño postfeminista que pasta a sus anchas por el prado de las ideas, pisando boñigas ideológicas para restregarlas donde más duele: la muerte de unos niños. Los mate quien los mate. Más ellas que ellos, aunque aquí el número no se menciona. Eso es la igualdad.
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