Cuartel emocional

Tirón de orejas

La inflación existe, aunque la izquierda casi la niegue, y quien se forra a su cuenta es el Gobierno y sus adláteres

Antes, a los niños, cuando se nos quería regañar, se nos tiraba de las orejas, que se ponían incandescentes por semejante agresión. Tengo que decir que mis padres nunca lo hicieron pero sí alguna profe histérica ante una insoportable como yo, cosa que era bastante comprensible. En estos días se me ha dado un tirón de orejas virtual a través de Instagram. Una espectadora de Espejo Público me recriminó que yo dijera en el programa que Benzemá es feo y que los futbolistas, llenos de virtudes deportivas todos ellos, tienen poco de intelectuales en general, y ninguno va, que digamos, para premio Nobel, cosa que no importa nada. Zapatero a tus zapatos y panadero a tus panes, que aquí nadie quiere que se demuestre lo que uno no es. Los del balompié hacen muy bien lo suyo, a la afición la tienen contenta y aquí paz y después gloria. Pero siempre hay un tiquismiquis que tiene más que decir.

Señores, Benzemá mete muy bien goles pero tira a feíto, y esto no es un insulto, es una simple apreciación personal. Dios no le llamó por el camino de la belleza pero sí por el de manejar la pelota en el campo como pocos. Ione Belarra tampoco es una belleza. Me recuerda a dos muñecas chinas siniestras que tenía mi madre, que eran de su abuela, o sea de mi tatarabuela, que metían un miedo horrible por su palidez de cera, sus ojos redondos y su pequeña boquita, como de película de terror. Todavía las debe conservar mi hermana, que no tira nunca nada, no porque sea tacaña, que no lo es, sino porque le da pena. Yo he optado por lo minimal –a la fuerza ahorcan porque mi santo es como el caballo de Atila-, aunque también conservo en una urna de metacrilato que se usa de mesa-bar unos pierrots también antiguos bellísimos, pero a mi hija también le dan cosa. Ione Belarra mete miedo, no por cara de muñeca antigua, que cada cual tiene la cara que puede, sino por sus insultos a empresarios como Roig, que si bien crean empleo (98.000 empleados en España y 2.500 en Portugal), pagan religiosamente sus impuestos (1.957 eurazos directamente a la Agencia Tributaria) y al tiempo venden más barato que nadie, cometen el delito de tener algún que otro beneficio gracias a su esfuerzo en ser un número uno en precios bajos ofreciendo una calidad suprema.

La inflación existe, aunque la izquierda casi la niegue, y quien se forra a su cuenta es el Gobierno y sus adláteres. Nunca se ha visto un nepotismo tan descarado y una utilización del dinero público y de los famosos fondos europeos tan vergonzosa. Sé de buena tinta que, desde el despreciable ministerio de igualdad, se dan puestos de trabajo a granel para gastar el dinero que a granel también reciben, y piden proyectos a empresas afines para gastarlo, porque están rebosantes. Creo que, incluso, van a dar un puestecito al jubilata que mandaba cartas explosivas a embajadas y politiquillos porque entre sus méritos aporta vivir rodeado de reliquias comunistas, como un póster de la Pasionaria y un busto de Lenin. Ahora también hemos sabido que pretendía lanzar con un dron un artefacto de mayor potencia. ¡Manda huevos, querido Fede! Pero, en fin, dentro de lo que es la oferta de empleo de la izquierda, tenemos a la candidata socialista al Ayuntamiento de Madrid, la amiga Reyes Maroto, que está queriendo fichar para su equipo a la Carmena, de triste recordación. Más paja para el pajar comunista.

CODA. Tengo noticia de que ya hay nueva jefa de gabinete del jefe de gabinete de Sánchez. Esto es como aquello de la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. Un chachondeo, o sea.