Opinión

La derrota de Irene Montero

«En su mundo paralelo todo responde a conspiraciones mediáticas, jueces machistas y políticos intransigentes» insensibles frente al dolor ajeno y eran capaces de cometer o apoyar las atrocidades con una absoluta indiferencia»

Al final se ha impuesto la lógica. Ha costado. El presidente del Gobierno se ha cansado de las chorradas de las acólitas de Pablo Iglesias y ha ordenado que se modifique la ley del «solo sí es sí». Es una derrota humillante para la ministra Irene Montero que lleva semanas asegurando que no sucedería. Hemos escuchado a las ministras y secretarias de estado podemitas, así como a sus palmeros mediáticos y algún catedrático o juez desorientado, defendiendo que la norma era perfecta y que los culpables eran los magistrados que, por lo visto, no saben Derecho. En el mundo paralelo de Montero todo responde a conspiraciones mediáticas, jueces machistas y políticos intransigentes que no son capaces de interpretar correctamente la norma que han elaborado esa triada de mentes preclaras que son Irene, Vicky y Pam. Los mejores penalistas europeos palidecen de envidia ante una concentración de talento jurídico tan sublime. La realidad es que Moncloa ha decidido pasar de las excentricidades de sus socias de coalición y ha optado por dejarlas en ridículo para contener los daños.

Las reducciones de condena y las excarcelaciones se han ido sucediendo mientras Montero se dedicaba a glosar, acompañada de sus amigas, las bondades de una ley que es una chapuza monumental. No creo que le importe la humillación de ser desautorizada, porque lo único importante para Podemos es seguir en los cargos y cobrar a fin de mes. Al final, tanto criticar las castas cuando, en realidad, querían serlo. Es algo muy humano. Les gustan los coches oficiales, el protocolo, los despachos ministeriales y, sobre todo, los sueldos. Les sucede como a los nuevos ricos del XIX que criticaban a los aristócratas, pero buscaban ansiosos un título nobiliario. Es bueno recordar que los palacios y las dachas de los nobles y burgueses rusos fueron inmediatamente ocupados por los comunistas cuando triunfó la Revolución. Hace mucho frío fuera de la política. Lo sucedido es otra victoria de Yolanda Díaz. Montero y Belarra están ahora preparando el terreno para someterse al PSOE en el Congreso y votar la reforma de su ley, pero harán lo mismo para garantizarse un escaño. Podemos es un proyecto en extinción y marginal, porque todos miran a la vicepresidenta Díaz. Y más después de conseguir la humillación de Montero.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)