Política
La estrategia del tiro en el pie
Se debe de estar frotando las manos el PP, que hasta se permite el brindis al sol de ofrecerse para reformar el fiasco Montero
Cede por fin Montero con su ley del «siesí» pero no por un ataque de prudencia política o un inesperado subidón de inteligencia. Hay al menos tres poderosas razones, que confluyen en realidad en una principal, para que se avenga la reina del feminismo contemporáneo a tocar esa ley que lleva ya 23 abusadores en la calle y más de 338 con penas rebajadas: la prensa internacional señala ya a Sánchez como responsable del desaguisado, hasta los más blindados de la muy dogmática escuela del pablismo se dan cuenta de que la cosa empieza a ponérseles en contra, y manejan encuestas que abundan en la impresión de que los últimos bodrios legislativos están empezando a desgastar peligrosamente a la izquierda y en particular al partido socialista.
Claro, todo esto mina la posición política de un Pedro Sánchez que aspira a convertir la presidencia de turno de la Unión Europea en su gran trampolín electoral, y ahora teme que con lo de la salida a la calle de violadores o la mano abierta para con los corruptos desdibujando lo de la malversación, ese brillo de líder global que se trajo de Davos se oscurezca y vayan a tener razón las encuestas –excepción hecha del CIS que para eso Tezanos es «uno de los nuestros»– y no sólo el PSOE, sino toda la izquierda vea su cesta de votos demediada.
En realidad, parece que hay una izquierda española decidida a alejarse de forma deliberada del verdadero pálpito de la sociedad a la que pretende representar y asegura defender. Van casi a tiro en el pie por semana, pero las últimas han sido particularmente provechosas en eso de autolastrarse. La insistencia de Belarra en poner a caldo a Roig y el apoyo del siempre dispuesto Echenique que habla también de un capitalista despiadado al referirse a un empresario que paga a sus trabajadores un tercio más que la media de su sector, es casi tan impertinente como las críticas a Amancio Ortega por donar material técnico a las plantas de oncología de la Sanidad Pública.
Seguramente habrá pacientes de cáncer a quienes les parezcan mal las donaciones como puede haber empleados de Mercadona que protesten por cobrar un 35 por ciento más que sus compañeros de sector. Pero me reconocerá el lector o lectora, que no serán legión. Ponen tanto empeño en demostrarnos que siguen viendo al empresario con sombrero de copa, puro y látigo, como los socialistas más sensatos en evidenciar que los lazos con los empresarios que crean riqueza son consistentes y eficaces.
Igual sucede con la guerra en Ucrania: ahí siguen los hiperventilados del pacifismo de guardería dando la matraca con que si los tanques y el armamento y todo lo que le damos a Zelenski para detener las matanzas es avivar el fuego de la guerra, que es lo mismo que negar a los agredidos el derecho a defenderse sobre la base de ese argumentario de la escalada violenta.
Se debe de estar frotando las manos el Partido Popular, que hasta se permite el brindis al sol de ofrecerse para reformar el fiasco Montero, con esta estrategia de autodesgaste. Solo faltaba que viniera Bruselas a desarmar la estrategia indepe de criminalizar a la justicia española.
Les asesora el enemigo, de verdad.
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