Sin Perdón
La amnistía como corrupción política
«La única razón que ha motivado que Sánchez impulsara una medida que rechazaba es que tenía que comprar la presidencia del Gobierno»
La Constitución otorga una relevancia muy importante a los partidos políticos. El artículo 6 señala que «expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos». Es un reconocimiento acertado, porque son un instrumento que permite canalizar la opinión de la sociedad. No es casual que este texto se incluyera en el Título Preliminar. El problema es que en muchos casos no existe una auténtica democracia interna y se limitan, dicho en términos coloquiales, a guardar las formas. Es uno de los signos de la debilidad de nuestro sistema democrático. El PSOE ha desaparecido para convertirse en un movimiento basado en el pensamiento único. Hay un líder al que todos tienen que obedecer con una ciega lealtad. Hace unos meses, Sánchez hubiera sido expedientado por votar a favor de la amnistía, ya que defendía que era inconstitucional. En cambio, el PSOE del pensamiento único controlado por una casta sanchista ha decidido abrir expediente al senador Lambán por no votar la amnistía.
El expresidente aragonés decidió ausentarse del pleno, porque no podía ser «desleal conmigo mismo». Es lo que tendría que hacer cualquier socialista ante una proposición de ley que es inconstitucional, ya que atenta contra varios preceptos de la Constitución. La única razón que ha motivado que Sánchez impulsara una medida que rechazaba es que tenía que comprar la presidencia del Gobierno. Por ello, podemos afirmar que es inmoral. Es una forma de corrupción política. No existe ningún precedente en la UE de la compra de un cargo a cambio de una ley negociada con unos delincuentes políticos. Juan Espadas, portavoz del PSOE en el Senado, miente cuando asegura que Sánchez ha tenido el aval de la ciudadanía. No importa, porque sigue la estela de su jefe que considera legítimo mentir si sirve a sus propósitos. Espadas es el típico ejemplo del modelo partitocrático, porque apoya la amnistía como haría lo contrario si le dieran la orden. A sus 57 años y tras una vida dedicada solo a la política, lo único que le importa es tener un cargo, porque fuera del sanchismo hace mucho frío.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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