Quisicosas

Así ha revertido EE.UU. el aborto

He asistido al fascinante mecanismo empleado para revertir el abortismo de los 70 y revelar la dura y triste realidad que la lucrativa industria del aborto deja tras de sí. Tan sólo hacen falta 50 años de empeño y amar la realidad de las cosas.

EEUU tiene 300 millones de habitantes y 300.000 abortos anuales. España, con 48 millones de ciudadanos, presenta 100.000. En otras palabras, con una población seis veces menor, padecemos un tercio de los abortos norteamericanos. Habría que pensar en términos racionales, porque tenemos un serio problema demográfico y nuestros conciudadanos están viajando al extranjero y gastándose fortunas en adoptar o reproducirse con vientres de alquiler. Mientras, las españolas afrontan los traumas post aborto en un silencio cerrado. Parece razonable potenciar las adopciones de niños no deseados. A un ritmo de cien mil al año, hemos perdido más de dos millones de vidas desde el año 2000 ¿De verdad que no se puede hablar de ello?

La Universidad San Pablo CEU auspicia estos días un congreso para averiguar cómo se ha revertido la mentalidad abortista en los Estados Unidos. Quienes llevan 50 años en esta lucha (desde Roe versus Wade, 1973) pueden contar cosas interesantes. Allí se ha pasado de publicitar las clínicas privadas y financiar con 100 millones de dolares federales anuales la industria abortista de Planned Parenthood, a felicitarse por padecer 60.000 abortos menos en apenas seis meses, tras la reciente decisión del Supremo de revertir la ley pro aborto.

¿Cómo lo han hecho? He pedido a los protagonistas que me hagan una lista de los pasos definitivos y me han señalado cuatro puntos cruciales:

1.La ciencia y el acceso visual al interior del útero de la mujer. Las ecografías, resonancias e imágenes 4D han sensibilizado sobre la existencia de un pequeño ser humano en el vientre materno. Se ha debilitado la idea de que un aborto es la eliminación inocua de «unas cuantas células».

2.El testimonio de las mujeres sobre el trauma post aborto. Son ellas las que han hablado, publicado sus vídeos, levantado la voz para narrar las consecuencias físicas y psíquicas de su tragedia personal.

3.Las redes sociales como espacio de sensibilización, con millones de seguidores. Han obligado literalmente a las televisiones y periódicos abortistas a hablar de lo que se censuraba. Sencillamente, porque interesaba a la opinión pública.

4.El papel de lobbies como «Ateos pro life» o «LGTBI pro life». Los no religiosos y no heterosexuales han sido cruciales para demostrar que el aborto no es asunto eclesial o de identidad sexual.

En interesante conversación con el ponente Alejandro Bermúdez, de Denver, fundador de la Catholic News Agency, que participa estos días en el congreso citado arriba, he asistido al fascinante mecanismo empleado para revertir el abortismo de los 70 y revelar la dura y triste realidad que la lucrativa industria del aborto deja tras de sí. Tan sólo hacen falta 50 años de empeño y amar la realidad de las cosas.