Cuartel emociona
La carrera diplomática
La actitud de la izquierda ante Israel y los judíos es de alineamiento con Franco y también con los nazis de Hitler.
No creamos que para ser diplomático basta con ser fino y hablar idiomas, además se necesita una muy completa formación en Derecho y Relaciones Internacionales con un manejo del inglés y el francés impecables, y haberse especializado además en Ciencias Políticas, Economía o Administración de Empresas. Luego viene quizá lo más duro: la oposición para la cual hay que incrustarse en la cabeza doscientos temas dedicados a Derecho Internacional Público, Derecho Internacional Privado, Organizaciones Internacionales y Derecho Civil, Derecho mercantil, Sistemas Políticos, Derecho Constitucional… en fin, mucho peor que un dolor de muelas. Me consta que todo eso lo ha cumplido, incluso con brillantez, el actual Ministro de Exteriores Manuel Albares, y que ha estado destinado en países como Colombia, Francia y en representación permanente ante la OCDE. En estas, se le cruza en la vida Pedro Sánchez y lo nombra subsecretario y a continuación consejero cultural de nuestra embajada en París. Más tarde lo convierte en embajador del Reino de España ante la República francesa y, pocos meses después, ante el principado de Mónaco. Pero ahí se le acaban las mieles porque el mencionado Sánchez se lo trae para acá con motivo de las pasadas elecciones y lo convierte en ministro de Asuntos Exteriores, y también en su palanganero. Quizá parezca un poco fuerte o zafia esta afirmación, pero a ver si no es cierto que es él quien da la cara cuando ese espectro blanquecino que es la secretaria general de Podemos sale diciendo que hay que reconocer el estado palestino y que hay que romper relaciones con Israel. Esta pobre mujer no se da cuenta de que Franco tampoco quiso nunca reconocer el Estado de Israel, que sí existe desde mayo de 1948, que fue en 1986 cuando Felipe González se reúne con el presidente Simón Peres y en 1987 Samuel Haddas presenta credenciales ante S.M. el Rey como embajador, en una ceremonia cargada de emoción y de amplias expectativas.
La actitud de la izquierda ante Israel y los judíos es de alineamiento con Franco y también con los nazis de Hitler que aborrecían el mundo semita, y así ocurrió lo que ocurrió en aquel horrible holocausto que nunca se debe olvidar. Lo mismo que nunca debemos olvidar las matanzas de ETA y quienes las amañaban y ordenaban, modelo Otegui, con quien Sánchez pacta para gobernar. Duro es decirlo, pero es una realidad que vemos cada día reflejada en las noticias, como inconcebibles han sido los insultos de Mónica García, la de Más Madrid, en la reunión de la Asamblea donde todavía en las cabezas de muchos nos retumban los calificativos: “mongola y sinvergüenza”. Eso sí que es ser delicada y políticamente correcta, cuando muchos elegimos con esmero las palabras para no aludir a los deficientes mentales, retrasados, psicópatas y alucinados presentes en el panorama político actual.
Confieso sin ningún tipo de pudor que esta semana tuve miedo en dos ocasiones: una subiendo sola en un ascensor de unos grandes almacenes con un muchacho de aspecto árabe viendo en su móvil un vídeo donde por la entonación se deducían soflamas subidas de tono. Menos mal que llegué al parking, me metí en mi coche y me pregunté si no me estoy psicopatizando. Pero me volvió a ocurrir en el gimnasio con tres muchachos también hablando en ese idioma con tantas jotas. Me imaginé a todos los que allí sudábamos por quemar calorías, desparramados por el suelo y saliendo al día siguiente en los periódicos. Llamé a mi marido y me serenó, pero estamos en alerta 4 y el que más y el que menos anda asustado.
CODA. Una vez más vemos cómo la Princesa se gana a pulso la popularidad de la que goza, solo comparable a la de su abuelo. Su dulzura sin empalagos, su belleza y su voz firme cuando habla en público nos ayudan a confiar en un futuro mejor que el presente y en una permanencia de la institución monárquica. Que así sea. Amén.
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