Cástor Díaz Barrado

A vueltas con Palmira

La Razón
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Los ataques realizados por parte del Daesh y que han supuesto «recuperar», en muy poco tiempo, la histórica ciudad de Palmira hacen pensar que el Califato todavía no está vencido y que tiene capacidad militar de respuesta ante la ofensiva de buena parte de la comunidad internacional. Incluso, podría pensarse en la debilidad del Ejército sirio, que, al tiempo que conquistaba Alepo, perdía posiciones en Palmira. La «reconquista», aunque sea momentánea y transitoria, de esta ciudad siria no es una buena noticia. No parece, sin embargo, que esta ofensiva suponga un cambio radical en el curso del enfrentamiento que buena parte de la comunidad internacional mantiene con el Daesh, ya que basta que los principales actores de esta comunidad se pongan de acuerdo para que se vayan reduciendo sus fuerzas y se llegue a su extinción, como fuerza militar asentada sobre un territorio. Lo peor es que la nueva entrada del Daesh en Palmira revela, una vez más, las profundas discrepancias que existen en la comunidad internacional en torno a los conflictos que tienen lugar en Siria e Irak y que se prolongan por tanto tiempo. La derrota de los rebeldes sirios en Alepo, ciudad estratégica en el conflicto en Siria, no ha sido aceptada por los estados occidentales, puesto que representa un rotundo triunfo de las posiciones rusas en el conflicto. Mientras la comunidad internacional esté dividida no será posible poner término al enfrentamiento que acontece en Siria y, por lo tanto, no se podrá acabar con el dolor y el sufrimiento de la población. Es urgente, por eso, una solución política, pero, para ello, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben llegar, primero, a acuerdos. Acabar con la capacidad militar del Daesh debe ser una finalidad común. Estados Unidos y Rusia, principalmente, deben ser conscientes de que la fuerza del Califato debilita a la comunidad internacional y que no se deben producir sucesos como la reconquista de Palmira.