Fernando Vilches

Análisis postelectorales

La Razón
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Uno de los datos que más me han llamado la atención de estos análisis es que una gran parte de los nuevos votantes en las elecciones y de los jóvenes menores de 29 años se han decantado por Podemos. Y yo niego la mayor, humildemente, aunque sea por la juventud que conozco. Empezaré por los cercanos. No sé a quién han votado, pero sí sé fehacientemente que no lo han hecho a esta formación amalgama de profesores y de personas que se declaran antisistema del que hay, pero no dicen que son prosistema del venezolano para no asustar a los bienintencionados que son radicales, es decir, aquellos que son partidarios de reformas extremas, pero siempre democráticamente. Mi hija, votante de generales por primera vez, estudiante de Medicina y con una opinión política forjada en su observación y análisis de la realidad. En la misma línea sitúo a mi sobrina Julia y a su pareja Borja, nada influenciables por lo que opinamos sus mayores. Mis sobrinos adoptivos: Cristina Sanz Ruiz, premio nacional de fin de carrera de Filología Hispánica, profesora de literatura española en Harvard durante un curso (a pesar de su juventud) y en Toulouse en una estancia más breve; Ignacio Pinazo, estudiante de Medicina y su hermana Silvia, estudiante en París de un doble grado, brillantes. Y a los sobrinos adoptivos que vienen detrás, que todavía no han votado: Asís Pinazo, Andrea Sanz Fernández o Sergio Fernández Vimbela, muy buenos estudiantes que se dedican a formarse en sus distintos colegios, que se divierten como cualquier joven de su edad, pero que están muy bien amueblados de ideas, no los veo yo escoger la papeleta de los podemitas. Y muchos de mis alumnos de este año con los que he debatido en clase tampoco. El panorama está sombrío, no lo niego, pero puedo afirmar que, al menos, el futuro permite la esperanza.