Restringido

Apretar los labios y resistir

Ángel Tafala

H ay que aguantar. Me refiero a la muerte ayer del cabo Soria Toledo en la frontera entre Líbano e Israel. Sabíamos todos que era peligroso interponerse entre Hizbulá y el Ejército israelí. Que las pasiones allí son fuertes, que los contendientes tienen la sensación de que si no responden a una agresión, el enemigo se crecerá y la próxima vez será peor.

Lo que intenta UNIFIL en esas doloridas tierras es de lo más difícil que se le puede pedir a un soldado. Que ante una agresión presente la otra mejilla, que reprima el instinto primario de contraatacar. Lo que está tratando de conseguir la fuerza de interposición de Naciones Unidas es ganar tiempo, el demorar que se produzca la tragedia que representaría un combate sin limitaciones entre Israel y Hizbulá, guerra que nadie puede ganar por definición. Pueden hacerse mucho daño, incluso desestabilizar todo el Levante, pero lo que ninguno de los bandos puede lograr es un resultado estable que le favorezca.

Este tiempo que UNIFIL está consiguiendo a un precio muy alto no puede ser eterno, no tener fin, pues el precio –pesado– lo pagamos nosotros. Pero es que todo Oriente Medio está en llamas y en concreto la visión que desde Israel y EE UU se tiene de Irán y su protegido Hizbulá está evolucionando y, por lo tanto, en fase de redefinición. Hay que apostar por la paz, hay que intentar definir otro enemigo común y un equilibrio general en la zona, hay, en definitiva, que ganar tiempo aunque sea a un precio alto ya que las alternativas son mucho peores. Pues un precio inadmisible es la pérdida de una sola vida cuando no se comprende porque no se admite la causa. El cabo Soria, como otros antes que él –para mí– no ha muerto en vano, sino formando parte de un intento español y colectivo para dar una oportunidad a la paz en Oriente Medio. Aunque este sacrificio no puede ser perpetuo, no es éste el momento de cuestionar porque estamos en UNIFIL. Estamos allí porque otros pueblos menos afortunados que nosotros no tienen la seguridad que al parecer de algunos recibimos gratis aquí en España. Para que tengan alguna esperanza.

Es pues la hora de apretar los labios y aguantar. Descanse en paz nuestro soldado.