Política

José María Marco

«Big Bang» socialista

«Big Bang» socialista
«Big Bang» socialistalarazon

François Mitterrand impulsó el Frente Nacional francés para ponerle las cosas difíciles a la derecha. En nuestro país, el Partido Popular no ha necesitado ninguna estrategia maquiavélica porque los propios maquiavelos del PSOE se las han arreglado para romper el socialismo en tres: los socialistas propiamente dichos, Podemos y los socialistas catalanes. Si a eso se añaden IU y las variadas izquierdas nacionalistas, nos encontramos con un panorama notablemente complicado en la izquierda.

Hay quien echa de menos la centralidad de Felipe González. Aquella moderación no era tal, sin embargo, y no sobrevivió a la aparición de una derecha centrada a principios de los noventa. Felipe González no creó un partido socialdemócrata con vocación institucional y de diálogo. Jamás dejó de atizar la llama izquierdista, que recuperó su viveza natural con Rodríguez Zapatero. Para entonces la sociedad española estaba ya anclada en el centro y nunca le otorgó a éste la plena confianza de una mayoría absoluta. Los que ahora emergen en la izquierda de la izquierda son por tanto los hijos de Rodríguez Zapatero y los nietos de Felipe González. Con un matiz sublime, a fuerza de gamberrismo juvenil: genialidad del destino es que el líder de Podemos lleve el nombre del fundador y perpetuo santo patrón del socialismo español.

Por el momento, estamos en pleno tsunami posdebacle electoral. El debate sobre la celebración del congreso o la convocatoria de primarias disimula el intento de frenar la continua deriva hacia la izquierda, que podría hacer del PSOE una sucursal de los nuevos Pablo Iglesias.

También apunta a realidades más prácticas, como el horizonte que se le abre a Susana Díaz tras el éxito de su estrategia de convertir las elecciones europeas en las auténticas primarias y haber barrido así a todo el grupo de Rubalcaba... y a sus oponentes.

El desastre en el País Vasco apunta a que allí el PSOE se dispone a ser la filial de la izquierda nacionalista. Y está por ver lo que ocurre en Cataluña si los socialistas actuales tienen que competir con un socialismo nacionalista que mantendrá lo que el PSC/PSOE ha venido haciendo y diciendo hasta hace muy pocos meses.

Nada de todo esto permite prever que el PSOE recupere la sensatez, es decir, la centralidad, la moderación, la capacidad de diálogo y el sentido nacional. Es seguro que nuestro país necesita un partido de centro izquierda, pero tal vez lo mejor sea que ese partido no tenga nada que ver con el PSOE.