César Lumbreras

Cambio climático

La Razón
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En lo que falta para que acabe el año nos vamos a saturar de cambio climático. En los próximos días se multiplicarán los mensajes y las noticias sobre este asunto, que ya ha comenzado a salpicar los informativos de radio y televisión y las páginas de los periódicos. Por si esto no fuese suficiente, las temperaturas de estos días, muy elevadas para la época, hacen que el tema llegue más al ciudadano de a pie. Esta omnipresencia del cambio climático está motivada por la celebración desde el 30 de noviembre en París de la denominada COP21, organizada por la ONU con el objetivo de frenar la subida de las temperaturas atribuida a la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero. Se trata de firmar un nuevo protocolo que sustituya al de Kioto, completamente desfasado, para conseguir que las temperaturas no aumenten más de dos grados. A partir de esa cifra, estaríamos ante una catástrofe, según dicen una buena parte de los expertos.

El sector agrario se ve muy afectado por este fenómeno que, de agravarse, provocaría cambios importantes en el mapa de cultivos. Según un estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS), la situación en España será especialmente complicada para los cultivos de viñedo, cítricos y vides; subidas de 4 o 5 grados de las temperaturas harían que la vendimia fuera prácticamente nula en zonas del Duero, Guadiana o Navarra. Además, sería probable que en 2050 las plantaciones de cítricos hubiesen desaparecido de la Comunidad Valenciana y de Murcia para trasladarse al norte, a las faldas de los Pirineos, por ejemplo. Sean exageraciones o no, la realidad es que todo lo relativo al cambio climático también repercutirá en el campo por su doble papel como emisor de gases de efecto invernadero y como sumidero de los mismos. No hay que extrañarse si en las próximas reformas de la PAC se condiciona la percepción de las ayudas al papel que desempeñen las explotaciones para frenar la subida de temperaturas.