Miguel Ors
Campeón de Copa, el Barça
L25 Rosa
Alberto Contador y su vida en rosa. Qué suerte. Qué bien. Lo digo por él y por el brillo que aporta a esta España, políticamente nada rosa.
–De giro a la izquierda –arrimo la oreja en el autobús–, nada; de que ha ganado el PP, nada. Los políticos sólo se enteran de lo que les interesa. Las elecciones de ayer han sido las elecciones de los cabreados y los parados. A ver si se enteran. Yo estoy en el paro, yo estoy hasta... de ladrones y defraudadores. Contra eso hemos votado, a ver si hay suerte y los «emergentes» nos desintoxican y limpian el ambiente... Y encima, el Real Madrid echa a Ancelotti. Si Cristiano dice que Ancelotti es magnífico, y ése sí que sabe de fútbol, ¿por qué lo echan?
Contador, gana el Giro. Necesitamos más vida en rosa.
M26 Opaco
Antes de llegar a las cimas de ACS y del Real Madrid, Florentino Pérez escaló el altozano de la política, de la que le ha quedado la tacha de la opacidad.
–Hechos y pocas palabras, sólo las justas, es su máxima.
Cuando le conviene, «el Real Madrid es de los socios», que canturrea. Cuando no, el Real Madrid es él, sólo él y nada más que él. ¿Por qué ha echado a Ancelotti? Ha dicho lo que ha dicho, o sea, que no ha dicho nada. «La junta ha decidido relevar a Ancelotti». Verdad falaz y maquillada. Lo ha echado él. «Ancelotti se ha ganado mi cariño», o sea, el suyo, no el de la junta directiva.
–Y es que hay cariños que matan y hay cariños que destituyen.
Menos mal que no lo ha matado.
Lo ha echado por esta razón: Real Madrid: cero títulos. Barça: a lo mejor, triplete. Lo cual es demasiado para su soberbia ganadora. Aclaro: la «soberbia ganadora» no es pecado. El hombre, amén de ser sartrianamente pasión inútil, es una pasión de soberbia ganadora. Sólo los soberbios ganadores pisan las altas cúspides: como FP. Opaco pero, afortunadamente, con soberbia ganadora.
X27 Totalitaristas
Cuando Franco (uno, entonces, era adolescente y joven; ¡qué bueno es ser joven y adolescente!), España era «una, grande y libre» y el totalitarismo absolutista de Franco. Ahora, España, amén de plural, diversa y fragmentada, es el totalitarismo, más o menos absolutista, de 46 millones de españoles.
–El español –me espabila mi amigo el filósofo– es terco y totalitarista, y disfruta con su insolidario espíritu de contrariedad.
¿Somos realmente así?
Contra la voluntad del vestuario, de los forofos y de los opinantes, FP, tras reunirse consigo mismo, se ha cargado a Ancelotti. FP, pues, voluntad totalitarista. Lo sustituirá, según todos los indicios, Benítez; pero Benítez, también por lo que leo y escucho, no gusta: está pasado, no es estético y carece de glamur. Ya veremos.
Qué complicado es gobernar un país de 46 millones de totalitaristas, forofos y opinantes.
J28 Sevilla y olé
Cuando el Real Madrid ganó su cuarto título europeo, un periódico tituló: «El Real Madrid, tetracampeón».
¡Tetracampeón! –exclamó don Santiago Bernabéu–. Qué palabra tan fea para un título tan bonito.
El Sevilla, otro tetracampeón. ¡Hay que europeizar a España!, clamaba don Miguel de Unamuno. Pues gracias al fútbol, es Europa la que se españoliza.
–El efecto terapéutico del fútbol es plural: descongestiona la glándula del malhumor, alivia el órgano de la alegría y da brillo y esplendor a la marca España.
Quien realmente da brillo y esplendor a este Sevilla ya tetracampeón («top 1» en el ránking de la Liga Europa) es un tal Monchi, ojo clínico, calvo y listo como pocos. Es él quien hace y rehace año tras año a este Sevilla y olé, según me cuentan.
V29 Seriedad
Campeón de la Copa del Rey, el Fútbol Club Barcelona. ¿Acaso hay quién lo dude?
–¿Por qué está tan seguro?
–Porque lo que no es serio no es serio y además, no es serio.
No es serio que la final de la Copa se juegue en el campo de uno de los contendientes. No es serio que no se juegue en la capital de España. No es serio –ni elegante ni deportivo– que Florentino Pérez, en su día, no prestase el Bernabéu. No es serio el «fervoroso» abucheo –dénlo por hecho– al Rey y al Himno: ni una sola nota todavía en los medios por parte de las instituciones catalanas y de los clubes protagonistas del evento pidiendo a las aficiones la elegancia del respeto hacia los atributos que nos simbolizan.
–La española, desengáñate, es una democracia diferente; o sea, lo que no ha dejado de ser España, diferente.
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