Enrique López
Cataluña versus Quebec
Enrique LÓPEZ
A menos de una semana para la celebración de las elecciones en Cataluña, al margen del resultado, ya debemos admitir que los que plantean las mismas como una especie de referéndum sobre la imposible independencia de Cataluña están tomando ventaja; no me refiero a una ventaja electoral, que los mejores pronósticos no la sitúan por encima del cincuenta por ciento de los votos, me refiero a la mejor de las victorias, la del lenguaje; ya nadie habla de elecciones autonómicas que son lo que son, pretenden que caigamos en el error de crear un binomio entre separatistas y unionistas, esta batalla la han ganado, y no podemos permanecer inanes ante semejante pretensión, estamos ante unas elecciones autonómicas y nada más, y aunque sé que esto suena a tontería no lo debería ser tanto; cuando se está con la ley nunca se está solo y casi siempre se tiene la razón. Cuando se habla de Cataluña en el mundo, los que la logran identificar al margen de España, que no son muchos, surge la comparación con Escocia o Quebec. Y no viene mal, en Escocia se ha perdido un referéndum sobre su independencia, y en Quebec se han marcado unas líneas claras para un posible proceso de independencia que ha amainado las infatuaciones independentistas; en Cataluña este término desconocido para muchos se convierte en engreimiento, y eso es lo que es, pura vanidad de unos que han convertido la quimera de la independencia en su salvavidas político, porque hace tiempo que han renunciado a hacer eso, política, han dejado de pensar en los ciudadanos, y han convertido sus ensoñaciones en las necesidades de la gente. Aun así, una hipotética victoria en número de diputados que no superaría el cincuenta por ciento de los votos, en ningún Estado que padece este problema supone un mínimo atisbo de legitimidad. En Canadá, cuya Constitución carece de una cláusula de indisolubilidad de la nación, como es nuestro caso, se aprobó en el año 2000 la Ley de Claridad, la cual es una ley federal que establece las condiciones en las cuales el Gobierno de Canadá podría entrar en negociaciones que podrían conducir a la secesión de una de sus provincias tras un referéndum, con clara referencia a Quebec a pesar de su carácter general; esta ley fue el fruto de lo resuelto por la Corte Suprema de Canadá,–algo similar a nuestro Tribuna Constitucional– tras una cuestión planteada al respecto, y vino en decir que Quebec no tiene el derecho a separarse unilateralmente por la legislación canadiense o internacional, pero que el Gobierno de Canadá tendría que entrar en negociaciones con el gobierno de Quebec si los quebequenses expresasen una clara voluntad de separarse, eso si manteniendo la Cámara de los Comunes una facultad de determinar si se da o uno una clara mayoría en el referéndum a celebrar, lo que exige una mayoría reforzada muy superior a la mitad. Con sólo la mitad de una población se va muy solo, no se tiene legitimidad, y mucho menos razón. Tiempo habrá para debatir una reforma de nuestra Constitución buscando el consenso necesario para ello.
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