Rosetta Forner

Cenicienta

Algunos americanos se sorprenden al saber que aquí se cena tan tarde. Hace años, en Santa Bárbara (California), al enterarse de que era española me preguntaron: «¿De verdad cenáis a la 10 pm?» Ante mi «yes», la cara se les quedó en modo «¡Wow!». Lo cierto es que «cenar a las 10 pm» y «siesta» no son sinónimos de vaguería, sólo cuentan cómo aprovechamos el tiempo. A pesar de criticarnos, ellos han desterrado el término «to take a nap» sustituyéndolo por «siesta» al adoptar tan sana costumbre –práctica Zen– que proporciona muchos beneficios saludables, reduce el estrés y promueve la concentración y la creatividad. Todos los tópicos son verdad y mentira a la vez. New York es una ciudad que nunca duerme, así de estresados están. También en España andamos pasados de vueltas, ¿será porque cenamos a las 10 pm? Por razones que tienen que ver con la salud, entre la cena y el irse a dormir deben mediar al menos cuatro horas –lo aconsejan los nutricionistas–. Siendo lo ideal «desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo». Si adoptásemos el horario europeo –9 a 5–, nos permitiría llegar a casa, el tiempo nos cundiría más, estaríamos relajados, podríamos disfrutar más de nuestra casa y familia. Afuera del trabajo existe una vida personal. Cierto es que muchas personas usan el trabajo para «huir de su soledad», ya sea solos o en compañía. Sin embargo, a muchos les gusta llegar temprano a casa. No dormir ocho horas, no descansar (no se puede dormir bien con el estómago lleno), no desconectar del curro, lleva a un círculo vicioso donde la creatividad y la energía se ausentan y se rinde menos. Reconozcámoslo: no somos un país de vagos, sino de trabajadores mal organizados y de talentos desaprovechados por no dormir lo suficiente y alimentarnos a destiempo. Creatividad y descanso riman cuando el horario permite tener vida personal más allá de las «galeras» (cobrar por ocho horas pero trabajar más es esclavitud no trabajo). No se rinde más por estar más horas en la oficina, ni se puede estar despejado a las 8 am si uno se va a dormir a la hora en que Cenicienta perdió el zapato.