Carlos Rodríguez Braun
Chantajistas desmanteladores
Los sindicatos acusan a la dirección de Iberia de chantaje y de desmantelamiento de la compañía. Amenazan con huelgas a partir del 18 de este mes, es decir, amenazan con utilizar a miles de inocentes pasajeros como rehenes, y dicen que los chantajistas...son otros. Lo del desmantelamiento es aún más asombroso. Dejemos de lado el patrioterismo de «defender» una empresa por su supuesto carácter de símbolo de la patria, y la demagogia del estilo «juntos podemos parar la codicia británica». Obviemos también a los políticos que se apuntan a este carro mientras hablan de «entendimiento» en vez de bajar los impuestos, que es lo que ayudaría a que esta empresa y todas salieran adelante. El hecho es que los sindicatos actúan como si Iberia no hubiese perdido 262 millones de euros en los nueve primeros meses de 2012; actúan como si no quisieran que la empresa sea realmente competitiva, con lo que va a desaparecer; y a continuación acusan de desmantelar Iberia a...otros.
Si algo puede objetárseles a los directivos de Iberia no es haber sido demasiado rígidos sino lo contrario: después de todo, la oferta que presentaron el jueves y que los sindicatos rechazaron contemplaba menos despidos, menos rebajas salariales y menos recorte de la actividad, amén de otras concesiones no fácilmente comprensibles, como la limitación de la capacidad de acción de Vueling o de Iberia Express. Pero sea como fuere, una empresa en crisis en una coyuntura tan complicada como la actual no puede negociar todo durante toda la vida. Al contrario, tiene que tomar decisiones que no pueden eternizarse por mor de chantajes y con el objetivo, precisamente, de impedir su desmantelamiento.
IAG respondió ayer volviendo a los planes originales, más estrictos que los irresponsablemente rechazados por los sindicatos. Espero que estos planes se cumplan. Dirá usted: ¿y si los sindicatos quieren cargarse la empresa, como han hecho con otras? Diré yo: al menos que lo hagan rápido. Dirá usted: ¿y si en vez de cargarse la empresa quieren quedarse con ella? Diré yo: en ese caso, la clave es que los chantajeados y desmantelados no seamos los contribuyentes.
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