Julián Redondo

Con Bale, sin prisa

Fisioterapeuta de equipo grande, profesional reputado, reconocido y de campanillas, por cuyas manos han pasado algunos de los mejores jugadores del fútbol español. No se explica lo que sucede con Gareth Bale, y no se refiere a sus problemas de salud, que los tiene, sino a todo lo que le rodea, «algo excepcional para un chaval de 24 años que llega al Madrid procedente del Tottenham». Abro los ojos y cierro la boca, continúa: «Llega a Valdebebas y se asombra, le deslumbra el Bernabéu, es lo normal; ocupa portadas y portadas, ¡es el jugador más caro del mundo! ¡Y recién aterrizado, en un país distinto al suyo, con un idioma y costumbres diferentes, en un club como el Madrid, le apremian para debutar! Él lo desea, no disimula la ansiedad y se lesiona. Normal». No pierdo ripio. Prosigue: «Prescindamos de la protrusión, de la hernia o de las protrusiones. Si el disco intervertebral se desborda y toca la médula, quirófano; si no, tratamiento. Sea ése o no el origen de sus lesiones, hay uno perfectamente localizado: que no ha hecho pretemporada. Ha dicho el doctor Carlos Díez que trabajan para que Bale «llegue el 26 de octubre al Clásico al 120%». Es imposible, incluso para un atleta como Sergio Ramos. Si las cosas van bien, si no sufre recaídas, si el disco intervertebral no lo complica, con suerte Bale estará al 70% en enero, cuando sus compañeros, que sí han hecho pretemporada, alcancen el cénit».

El Madrid tiene prisa, Bale es una inversión mayúscula, hay que exhibirlo, justificar la millonada y alinearle para que corra la banda y meta goles, como en Villarreal. No fue un espejismo. Y es posible, incluso, que con Bale el Madrid juegue mejor, porque Ancelotti tiene un plan de ataque con el galés y acaso otro sin él. Por ahora, con o sin, el equipo no pierde, ni encandila. Se impone huir de la precipitación, y con Bale ronda el abismo.