Pornografía
Crímenes «on line»
No es el título de una nueva serie televisiva sino la expresión utilizada por Francisco en el discurso que pronunció el viernes pasado en la clausura del Congreso «La dignidad del niño en el mundo digital» celebrado en Roma.
El Papa denuncia que en la red se están propagando fenómenos extremadamente peligrosos; enumera algunos de ellos: la difusión de una pornografía cada vez más extrema, la captación de menores a través de la red con fines sexuales, el bullismo cibernético, la organización «on line» del tráfico de personas, la prostitución, incluso la preparación y la visión en directo de violaciones, estupros y violencias cometidas contra menores en otras partes del mundo.
Los niños – recordó el Pontífice– representan más de la cuarta parte de los tres mil millones de actuales usuarios de internet, lo que significa que 800 millones de menores de edad navegan por la red donde corren el riesgo de ser embestidos por «icebergs» de monstruosas dimensiones.
Los sicólogos y siquiatras , por otra parte, ya han señalado que el impacto que pueden causar esas imágenes violentas y sexuales en las mentes maleables de los niños es dramático y en muchos casos irreversible.
¿Qué hacer, como resistir a esa devastación?. Francisco advierte contra tres errores: subestimar el daño de este fenómeno, pensar que las soluciones técnicas automáticas son suficientes para hacer frente al problema, contemplar la red como un reino de libertad sin límites donde caben actividades ilícitas horribles, verdaderos crímenes.
El Congreso aprobó la «Declaración de Roma» en la que se denuncia que «millones de niños son maltratados y explotados de manera trágica e indescriptible y en una escala sin precedentes en todo el mundo». Pero no podemos cruzarnos de brazos o mirar hacia otro lado. Es necesario que los gobiernos, las empresas tecnológicas, los educadores y las entidades religiosas, las ONG se movilicen para sensibilizar a la población mundial ante este problema y para «defender los derechos y la dignidad de los niños y protegerlos del abuso y la explotación».
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