Ely del Valle

Crisis-cuchufleta de Díaz

Año y medio le ha durado a Susana Díaz el buen rollito con unos socios que le vinieron de serie con el cargo pero que, no nos engañemos, también hubiera elegido de ser ella y no Griñán quien hubiera necesitado de muletas para hacerse con la Junta.

Díaz ha debido deducir que regalar pisos a «okupas» es ponerse en contra al millón de parados andaluces a los que el banco no recibe con cesta de frutas y botella de fino cuando no pueden con la hipoteca, y para solucionarlo, en vez de destituir a la consejera que ha tomado la decisión arbitraria, populista y antidemocrática de premiar a un grupo de «okupas» con una vivienda a cargo del erario, y de acusarla de prevaricación por saltarse la lista de espera obligatoria para conseguir una VPO, lo que ha hecho ha sido quitar competencias a la consejería y dejar que un comité –del que, por cierto, forma parte el vicepresidente Valderas (IU) que compró en 2013 y de saldillo el piso de un vecino desahuciado– negocie no sabemos el qué.

Hay un chiste muy viejo protagonizado por un comunista que tiene una vaca y cuando se entera que los suyos han ganado y van a repartir los bienes de todos equitativamente se pone muy contento calculando que con su vaca y la mitad de las de su vecino, que tiene dos, él conseguirá la pareja. Ésa y no otra sigue siendo la filosofía.

En cuanto a doña Susana, es comprensible que lo que más le preocupe sea la continuidad de su silla, pero sería de agradecer una reacción más contundente con «los de la vaca» que el de una negociación si lo que pretende es, como parece, disputarle el cargo a Rubalcaba que a este paso y con esta tropa va a terminar siendo elevado a los altares.