Paloma Pedrero
Dar..
Dice el gran Vicente Ferrer: «Debemos descubrir la alegría de dar. Es una parte de la felicidad humana. Si no das te quedas solo». Sólo y sin nada. Sin embargo, cuanto nos cuesta comprender esta verdad. Quizá porque cuando eres tú el que facilita algo al otro no siempre se obtiene la respuesta inmediata. Nos cuesta tanto dar como agradecer. Errores de una cultura en la que el dominio es valor primordial. Nos cuesta porque esa filosofía del «tanto tienes tanto vales» nos la han metido en el tuétano del ser.
Mi propia madre, que era una mujer muy inteligente, me lo decía a menudo y desconfiaba de mi idealismo. Pues madre, tú que tenías razón en tantas cosas, yo creo, ahora que ya soy mayor, que en este asunto te equivocabas. Yo creo que uno no vale lo que guarda en el banco, uno vale lo que guarda en el corazón, que es fruto de la experiencia. Y que cuanto más das de ti más recibes. No en dinero, claro, en dignidad, que es mucho más poderoso. Porque el dinero lo reparten los hombres y la grandeza el cielo. Y en esa categoría están los amigos, los placeres, la creatividad, las caricias, el gusto por el trabajo, la risa, el aprendizaje o la calma, entre otras cosas. Porque en lo que te devuelve el cielo no hay servidumbre.
Ahora, eso sí, hay que tener paciencia y no esperarlo. Si esperas puede que no ocurra, pues querrás algo en concreto y la existencia devuelve a su manera lo que ella discurre. Hay que gritarlo al viento: mejor que coger, que pedir, es dar. La mayor parte de la felicidad humana.
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