Alfonso Merlos

De borrar a investigar

Imposible. No hay ministro de Hacienda que pueda tener las simpatías de la opinión pública. Y Montoro no es ninguna excepción. ¿Su gestión ha podido ser otra y mejor? Sin duda. Pero seguramente eso se puede predicar de casi todos cuantos han llevado cartera en democracia. ¿Su comunicación no es precisamente ejemplar? No. Pero en esta faceta, por regla, no van sobrados nuestros políticos. Y sin embargo, a pesar de las críticas legítimas que se le puedan plantear desde los sectores sociales, el jefe de la caja recaudatoria ha puesto al PSOE en su sitio: frente al espejo de su hipocresía, su injustificada superioridad ética, su inexistente eficacia en la gestión de los recursos económicos de los españoles.

En efecto, dónde en el pasado hubo ausencia de voluntad para investigar de donde procedía el dinero que se evadía, ahora hay acción, instinto para investigar; no para borrar ni para tapar la trayectoria de traficantes de armas o de drogas, que se dedicaban a repugnantes actividades antes de mandar su dinero a paraísos fiscales.

No se trata de ponerle medallas al Gobierno por promover una amnistía que al conjunto de los ciudadanos asquea y lleva a una posición de inferioridad, a pesar de haber cumplido con sus obligaciones tributarias, o precisamente por eso. Se trata de admitir que, una vez ejecutada la medida, ésta no puede servir como coartada para vulnerar alegre e inconstitucionalmente los derechos más fundamentales de los evasores. Si eso es lo que se pretende deberán cambiarse las leyes. Y de momento, se le deberá recordar a los socialistas que, en el combate del delito, el fin no justifica los medios. Aunque ellos sean expertos en estos ardides.