Jorge Urosa
De capillas y brigadas
El TSJM ha confirmado que el monumento a las Brigadas Internacionales en plena ciudad universitaria ha de ser eliminado y que el acto por el cual se autoriza es nulo de pleno derecho. El rector no pidió licencia alguna, se saltó el procedimiento urbanístico al completo y no lo consultó ni con el Consejo de Gobierno, ni con el Claustro, vamos que lo hizo por las bravas. En una línea parecida ha decidido el rector continuar su mandato. Ahora en su cruzada ideológica le toca el turno a las capillas; parece que lo más importante es eliminar las capillas del campus, eliminar cualquier manifestación religiosa que no sea el auto de fe, de reconocer los cánones de la izquierda, sin cuestionarlos ni criticarlos bajo pena de ser estigmatizados, insultados, perseguidos o abandonados, como los colegiales de los mayores de la Complutense. Estos peligrosos agentes de la contrarrevolución cometieron el pecado de pedirle más diálogo a la vicerrectora del ramo y ella, toda digna, abandonó un acto académico y decidió no dedicar un duro a la rehabilitación de los colegios. Mientras, Carrillo se deleita en estas prioridades, la universidad no entiende nada, los presupuestos se aprueban a duras penas a puerta cerrada, la deuda –de más de doscientos millones– sigue creciendo, los proveedores reclamando y los funcionarios perdiendo poder adquisitivo. Eso sí, este equipo de gobierno tendrá el indudable honor de recuperar espacios, los de las capillas, para cederlos a no se sabe qué pamplinas para no poder ni mantenerlos. La estulticia es siempre irreverente, Q.E.D. (como queríamos demostrar).
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