Paloma Pedrero

Deberes para casa

Los padres franceses han declarado la guerra a los deberes de los niños para casa. Les resumo los motivos que expresan: Los deberes no sirven para nada, son antipedagógicos, causan tensiones en la familia obligando a los padres a ejercer de profesores, alargan innecesariamente la jornada de seis horas diarias, impiden a los niños dedicar el tiempo a la lectura, y aumentan las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no.

Estamos hablando de la escuela primaria –críos de 6 a 11 años-, y de algo prohibido en ambos países. Sin embargo, según las estadísticas, los niños pasan una media de dos horas diarias haciendo esos trabajos forzosos. Si le sumas la cantidad de horas que están en el colegio, suena a locura. He escrito sobre esto más de una vez y soy de las que piensan que no deberían poner esa batería de deberes de ninguna manera. Pero no voy a tirar balones contra los profesores, no lo merecen. Ellos ordenan deberes porque no consiguen llegar a completar los delirantes programas que les exige el Ministerio. Ni los profesores ni los padres damos abasto con un sistema social y educativo donde el objetivo fundamental es el mero traspaso de información. Donde el autoconocimiento, la mejora de la empatía, el equilibrio de las emociones, el desarrollo de la positividad y el humor o la capacidad amatoria no existen. Los padres siempre decimos que lo único que deseamos es que nuestros hijos sean felices. No es verdad, queremos que sean lo que manda el sistema: eficaces, triunfadores y adinerados. Mientras esa idea no cambie en todos, necesitaremos seguir torturando a los pequeños. Y echándonos la culpa unos a otros.