PSOE

Detrás de lo que se ve

La Razón
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Pocas veces en la sala Ramón Rubial, la principal de la sede socialista de la calle Ferraz, se han concentrado tantos recuerdos, sentimientos y emociones como en la capilla ardiente de Carme Chacón.

En el PSOE hay discrepancias, enfrentamientos, rivalidades y seguro que también envidias. En definitiva, todos los defectos y debilidades del ser humano y es lógico porque es una organización integrada por personas.

Pero además vierten sobre él la generosidad, el afecto, la solidaridad, la hermandad y el sentimiento de pertenencia a un colectivo que son virtudes propias de la condición humana. Todo este cúmulo de sensaciones afectivas es lo que se respiraba en la despedida a nuestra compañera. En los momentos de verdad, los más duros, sale lo mejor que llevamos dentro.

No es pose fingida, ni comportamientos socialmente obligados, es el deseo profundo de abrazar a los que de alguna manera son tu familia buscando el consuelo y dándolo a su vez. Entonces, lo que no es importante se esfuma y las desavenencias se aparcan.

Luis Rojas Marcos, el psiquiatra sevillano afincado en Nueva York, defiende que el «ser humano es bueno» y prueba de ello es que la humanidad sigue existiendo, de lo contrario nos hubiésemos exterminado unos a otros hace siglos.

Se podrían aportar muchos más argumentos desde el punto de vista filosófico, teológico, antropológico o sociológico, pero también es una convicción ideológica, por ello, para un socialista nada tendría sentido sin presuponer la bondad de la especie humana.

Por eso resulta tan exasperante cuando algunos individuos enzarzan al grupo en la disputa, siendo tantas cosas las que les unen.

Steve Jobs, en su archiconocido discurso en la universidad de Standford en el año 2005, afirmaba que «nadie quiere morir, sin embargo, nadie escapa a la muerte», nos empeñamos a veces en que la vida sea más dura que lo que debiera ser haciéndola más difícil para todos.

Si realmente las personas tenemos una parte buena que predomina sobre la mala y si hay más gente buena que mala en el mundo y, además, la vida es algo a lo que nos agarramos todos, incluso creyendo en la existencia de otra vida, esta es indiscutible para todos, entonces, no debería hacer falta la exposición a la realidad de la despedida de personas queridas para ser mejores en nuestro día a día.

La política es como el resto de la vida, tiene luces y sombras, pero la parte que conoce la mayoría de la sociedad es solo la que se refleja en los informativos de televisión, en las entrevistas de prensa o en las noticias de radio.

Cualquier noticia política es un relato en el que los protagonistas aparecen como personajes contra los que podemos desahogar nuestras frustraciones, ridiculizar e incluso insultar si los encuentras por la calle y el día no te ha ido bien. En estos tiempos el tono ácido e implacable está de moda, pero detrás de lo que se ve de esos «personajes» hay seres humanos, con aciertos y errores, con sufrimientos y alegrías y con amigos que aprecian en ellos el lado que no se conoce.

Ese elemento es parte del sentimiento de pertenencia al grupo y cuando una desgracia ocurre a uno de sus miembros la organización se comporta como una familia. Por eso también se agradecen las muestras de solidaridad, como la presencia de adversarios políticos, del gobierno y de otros partidos de la oposición, que acudieron a dar su consuelo, en algo más que una visita de cortesía obligada. Supongo que al día siguiente todo volverá a la normalidad, cainita en ocasiones, egoísta en otras, pero realmente sería una lástima.