Gaspar Rosety
Doña Juana Céspedes
El fútbol nos ha regalado siempre muchas cosas buenas, dignas de ser aprendidas y recordadas y nos da el placer de conocer personas que deberían ser obligatorias en nuestras vidas. A Pedro Ruiz, periodista, escritor, artista y filósofo, le ilusiona la figura de Del Bosque, que el sábado inauguró un torneo en Carboneros, Jaén, destinado y disputado por niños con distintas capacidades. Trofeo «Álvaro del Bosque».
El viernes descubrí que doña Juana Céspedes, la señora madre de Pedro Ruiz, eterna y siempre viva, ejercía la filosofía inteligente cuando le respondió a un antiguo y poderoso político: «Soy libre porque yo lo he decidido, no porque usted me lo permita». Define el fútbol de la genialidad, de la libertad que escoge, no del permiso concedido. De ahí nació el genio, Pedro Ruiz. Me vi sentado a la vera de otro Pedro, Murias Ábrego, director general del Asador Donostiarra. Al final de la cena, el joven Murias Ábrego preguntó: «¿Cómo se pueden conjugar sonrisa y realidad?». Respuesta: «Desde la cara libertad».
El fútbol se presta a variadas filosofías. Une infinitamente y sirve de vehículo para que, quienes apenas nos conocemos, viajemos juntos hacia un mismo destino. Nacen afectos y admiraciones. Tiene un componente de arte en cuanto que permite la expresión estética, la libertad y la manifestación de las ideas. Pedro Ruiz hace arte cuando refleja la realidad, hace rabonas que ni Zidane y usa la libertad veinteañera y el talento para llegar a su gente.
Admiro a Pedro Ruiz y a doña Juana , a Vicente y a Álvaro del Bosque y a Pedro Murias, y a cuantos nos hacen la vida más feliz. Arte.
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