Alfonso Ussía

El 29 de agosto

En ese día que vendrá inexorablemente, a las 11 de la mañana. Ahí, junto a él y los suyos, tendríamos que estar todos. El dirigente de la Sección Robarsupermercados del Partido Comunista, camarada Diego Cañamero, ha anunciado que ocuparán Gibraltar. No irán armados. El camarada Cañamero dejará en su casa del Coronil sus armas de caza, que tantas perdices, palomas, tórtolas, conejos y liebres han abatido. «¡Buen disparo, Diego!»; «lo que usted diga y ordene, señor marqués».

No hago la compra en Gibraltar. Vivo en Madrid y me queda lejos. Desconozco por lo tanto la nómina de sus supermercados. Alguno atractivo habrá, pero no en exceso. Prueba de ello es que los llanitos afortunados compran diariamente más acá de la verja, desde Algeciras a Sotogrande. Cañamero ha creído oportuno que al fin, su facción del PCE, se una a la política de Fernando María Castiella. Gibraltar español. Protestarán contra los paraísos fiscales y las trabas que las autoridades de Gibraltar ponen a los pescadores de la Línea y Algeciras. Mejor ignorar la estrategia a cumplir en tan arriesgada acción. Los ingleses –a Cañamero le conviene esta recomendación–, son en principio muy amables. Si sólo se trata de pancartas y algún grito destemplado, las autoridades inglesas se comportan con admirable tolerancia. Pero cuidado con atentar contra la propiedad privada y los bienes ahí almacenados de un supermercado inglés. En Gibraltar no hay Delegados del Gobierno español «acojonaítos», ni una Junta de Andalucía dispuesta a hacer la vista gorda ante los desmanes de un grupo de malhechores. Sus policías no reciben consignas de miedo. «No hagan nada que le pueda molestar al señor Cañamero». No, allí las leyes y el orden público funcionan y se defienden los intereses de los comerciantes.

Supongamos que existe un supermercado que responde a la razón social de «The Rock». En Gibraltar casi todo tiene que ver con el Peñón. El «Bar the Rock», «The Rock Restaurant», «Gimnasio The Rock», «Viajes The Rock», y puticlú «The Rock Girls». Eso lo debe saber Cañamero. Podrá protestar lo que guste y se le antoje. Pero no se atreva a disponer de bienes ajenos como en España e irse posteriormente de rositas. Si Cañamero se lleva un surtido de galletas de mantequilla del supermercado «The Rock», tendrá que abonarlo en caja. Si le apetece trasegarse un «gin tonic» en el «Bar The Rock», no se le ocurra hacerse el distraído. Los camareros de Gibraltar son fuertes y rápidos. Si desea comprobar lo malísimamente que cocinan en «The Rock Restaurant», a pesar de haber comido muy mal, la factura es sagrada. Si necesita, después de tan agotadora jornada, acudir al gimnasio «The Rock» no intente robar las pesas, porque le pueden abrir la cabeza con ellas. Y si desea la compañía de una mujer especializada en la concesión de placeres a cambio de una remuneración, cuidadito con pretender huir por la ventana. Hay chulos por doquier.

Pero si necesita apoyos para reclamar la soberanía española del Peñón y aledaños, puede contar conmigo y un nutrido grupo de amigos que nos trasladaríamos el 29 de agosto hasta Gibraltar. Me parece bien que Cañamero intente buscar nuevos caminos para sus reivindicaciones. Aquellos recuerdos de la infancia. El himno que cantábamos en los recreos de los colegios. «A mi Patria le robaron/ tierra hispana del Peñon», y el final trepidante «Adelante por España/ que si en Rusia ya triunfó tu División,/ es bastante nuestra hazaña/ si es inglesa la bandera del Peñón». Después, años más tarde, más creciditos, el himno perdió todo su significado cuando nos reconocieron que en Rusia no había triunfado nuestra División, y que centenares de españoles, al mando del lebaniego capitán Palacios, sufrieron once años en los campos de concentración de la Unión Soviética, hasta que al fin, un barco fletado por la Cruz Roja, el «Semíramis» los recogió en Odesa rumbo a Barcelona. Pero el himno de Gibraltar, obviamente, perdió fuerza y vigencia.

Importa poco. Ahí estaremos junto a Cañamero y la gorda. La gorda es una mujer que lleva Cañamero cuando asalta supermercados en España y que corre que se las pela. Hay numerosos documentos gráficos y filmados que lo acreditan. Si la gorda se propone agarrar a todas las monas de Gibraltar, sortear a la policía gibraltareña y alcanzar la frontera con las monas entre los brazos, cuidado con la gorda que lo consigue. Pero lo de las monas sería anecdótico.

Lo fundamental es que el SAT de Gordillo y Cañamero se han unido, al fin, después de seis decenios, a la reivindicación de Castiella y al «Libro Blanco de Gibraltar». Pero no roben nada, que los ingleses son muy suyos cuando les hurgan en sus propiedades.