Alfonso Merlos

El bulo incesante

La marea viene y va, sube y baja. La blanca, la verde, y la que se tercie. Pero, ¡caramba! Siempre contra los mismos: contra la derecha, contra los políticos que supuestamente están vendidos al capitalismo salvaje, contra los profetas de la privatización, contra los apóstoles de la demolición de lo público. Y, ¡claro! De éstos no hay en la izquierda. ¿O sí?

La hipocresía del PSOE es tan formidable como legendaria. Y no paran de actualizar su ejercicio. Lo de la Sanidad y los procesos de externalizacion de servicios que han emprendido múltiples comunidades autónomas prueba que las mareas ciudadanas más que distinguirse por su color se caracterizan por el manejo del bulo, por la parcialidad, por el sectarismo, por el irrefrenable ímpetu de llenar las calles de propaganda jaleando siempre a los mismos y corneando siempre a los mismos.

¡Tremendo! Resulta que en Andalucía o Asturias se han llevado a cabo (o se está en ello) políticas análogas a las puestas en marcha por el Gobierno de Ignacio González, pero en estas dos regiones no hay batas con pancartas, o doctores bailando a lo Michael Jackson en la puerta de los hospitales, o asambleas de aroma comunista en las que sólo falta que suene la «Internacional». ¡Y qué decir de las políticas en este terreno de la Cataluña del amigo Mas!

El hecho de que estemos acostumbrados a torticeras maniobras de agitación contra el PP no significa que debamos bajar los brazos para denunciarlas. Antes al contrario. Hay que alertar a los españoles contra el griterío y la charanga que, entre trola y trola, pretende doblegar la voluntad de los tribunales. Y no sólo eso: deslegitimar a quienes nos representan siempre que éstos militan en las filas del partido de la gaviota.