Pilar Ferrer

El coloso en llamas

Lo predijo Guerra en el Congreso. El actual PSOE camina sin rumbo fijo, con una enorme decepción entre sus militantes. Cierto. En vísperas de su Conferencia Política, cuando aun hervía la fractura con el PSC y el debate para abandonar estas siglas en Cataluña, estalla el conflicto de Asturias. Un golpe bajo de Rosa Díez, experta en utilizar su paraguas parlamentario cual chantaje a conveniencia, que coloca de nuevo a Rubalcaba en un brete muy difícil. Parece que las aguas socialistas no acaban de calmarse, con la excepción del bastión andaluz y su poderosa líder, Susana Díaz.

El partido que arrasó con González y empezó su declive con Zapatero, se parece hoy a la película «El coloso en llamas». El edificio más imponente de San Francisco se derrumba sin remedio. Su arquitecto, el actor William Holden, se empecina en negar la evidencia, mientras el fuego devora la construcción a pedazos. Obstinado en su resistencia, desoye a quienes le advertían de riesgos en su estructura, liderados por el atractivo Paul Newman. El Holden rocoso sería un Rubalcaba empeñado en seguir a toda costa. Con el agravante de que en este PSOE no se vislumbra todavía un referente claro, un liderazgo incuestionable.

Al margen de las veleidades de UPyD e IU, sabedores de su ascenso electoral, el cisma socialista es evidente. Entre la «vieja guardia» y los «barones» regionales, en Ferraz se ven forzados a poner el extintor en marcha. Un apagafuegos que socava los cimientos del partido y desilusiona a sus votantes. Ello debería hacer reflexionar a Rubalcaba y mirar, por ejemplo, hacia Alemania. Un entendimiento entre Merkel y los socialdemócratas para un gobierno fuerte, al servicio de su país. España necesita un bipartidismo potente, un socialismo responsable, con sentido de Estado. De lo contrario, véase Asturias. Y no será la última.