Política

Alfonso Merlos

El eje del veneno

El eje del veneno
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Dios los cría y ellos se juntan. El esperpento de las cadenas humanas. El desvarío de la independencia porque sí. La convocatoria proetarra consumada este fin de semana no es sino un episodio triste, inane y de auténtica esquizofrenia en la decadente historia del separatismo. ¿Hacia dónde van estos hoolligans? ¿A quiénes se disponen a pastorear?

Los españoles no tenemos aquí otro papel que el de notarios, el de supervisores de un proceso de estridencias, de errores, de extremismo y de difusión del veneno que nada tiene que ver con la promoción de la democracia; que está al otro lado de la defensa de los derechos civiles y las libertades fundamentales; que se encuentra en las antípodas del reconocimiento de la dignidad de los pueblos históricos.

Suma y sigue. Da igual que la convocatoria salga de Bildu o del PNV o de CiU o de la Esquerra Republicana. El resultado es el mismo. La alianza de quienes pretenden cargarse España para iniciar un camino que les lleva a la ruina, al precipicio, que les ubica en el epicentro de la sinrazón. ¡Ya está bien de hacer el canelo! ¡Basta ya de grotescos juegos de adolescencia! ¿Por qué no nos ocupamos de las cosas del comer? ¿Por qué no estamos a lo fundamental?

Lo hemos visto hace pocos días. El radicalismo sigue dando mucho juego. Pero es pan para hoy y hambre para mañana. Sería interesante que los amigos de ETA reconociesen, más pronto que tarde, que no tienen un programa de futuro para el País Vasco, que pretenden transitar ciegos y sordos el túnel de la historia. ¡Y en dirección contraria! Se van a estrellar. O simplemente van a quedar encadenados en la celda del sectarismo. Lo mismo da.