Jorge Urosa

El monumento

El juzgado nº 22 de lo Contencioso-Administrativo de Madrid le ha dado un plazo de dos meses a la Universidad Complutense para que retire el monumento que había erigido a las Brigadas Internacionales en plena ciudad Universitaria. Resulta que el citado monumento, a cuya inauguración asistió el padre del actual rector, Santiago Carrillo, no tenía ninguno de los permisos urbanísticos necesarios, vamos, que no es que fuera un error de tramitación, sino que el rector, y su señor padre, o al revés, decidieron dar un homenaje a sus camaradas sin sometimiento alguno a la legalidad vigente, cosa muy común, por desgracia, en el actual Gobierno de la Complutense.

El monumento de la discordia es ahora, además de todo, ilegal, según declara el juzgado nº 22, porque inoportuno, extemporáneo y sectario lo fue siempre. Ya me dirán ustedes qué tienen que ver las brigadas internacionales con la cultura o con la ciencia, qué tienen que ver los brigadistas con la Universidad Española.

Lo triste es que mientras el Rector vulnera la legalidad, por cuestiones claramente ideológicas, deja desatendidos los colegios mayores, la Universidad se cae a pedazos y la deuda de la Complutense crece inexorablemente. Carrillo –hijo, claro– no debe tampoco preocuparse por la sentencia, que a buen seguro no piensa ejecutar por las buenas y que dará lugar a la correspondiente manipulación de la izquierda, ya que su antecesor se dedicaba a realizar algaradas a favor de un juez prevaricador en las que se insultaba al Tribunal Supremo con la mayor impunidad.