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El pisito

Ya sólo falta que al informático espía, o lo que quiera que fuese el joven Snowden, le ofrezca asilo el vicepresidente de la Junta de Andalucía, el comunista Diego Valderas. Desde luego sitio tiene de sobra, más incluso que el avión de Evo Morales. 190 metros cuadrados de piso dan para mucho, sobre todo si la mitad te ha salido a precio de ganga, o de subasta de vecino desahuciado. Después del incidente con el viaje de vuelta para La Paz de uno de los máximos exponentes del llamado eje bolivariano y el patinazo de los servicios secretos estadounidenses, la noticia más hermosa de la pasada semana fue sin duda la del pisito de Valderas. Naturalmente como siempre que se destapa un escándalo que afecte a la izquierda, estamos ante una campaña orquestada por la caverna mediática que sigue sin comprender que cuando desde las filas de Izquierda Unida o del socialismo se mete la mano en la caja, o se distraen dineros públicos, denunciarlo no es otra cosa que una maniobra de la derechona de siempre que no asume la indiscutible superioridad moral de la izquierda, que para eso es la heredera de aquellos valores que representó la II República española cuya verdadera historia primero fue falseada por el franquismo que demonizó todo, y después por una izquierda que ha querido borrar su responsabilidad en las salvajadas que se cometieron en los años treinta en este país nuestro. Cuando la corrupción alcanza a la derecha el PSOE aplaude a los jueces con las orejas. Cuando les afecta a ellos, hay que desprestigiar a los magistrados que se atreven a investigarlos, como en el caso de los ERE y la imputación a la ex ministra Álvarez. Si la segunda preocupación de los españoles es la corrupción, me imagino que les inquietara por igual Gürtel, Bárcenas, los ERE o quien se aproveche de los desahuciados que dice defender.