Jesús Fonseca

El Príncipe y los españoles

Hay razones de sobra para no dejar de confiar en la capacidad de los españoles para cambiar las cosas; para recuperarnos, superar las dificultades y salir adelante. Lo ha dicho esta semana en México el Príncipe de Asturias, que no pierde ocasión de levantar el ánimo. Don Felipe tiene esa capacidad, la tiene. También la de aupar la vida, frente a cualquier desmoralización o falta de horizontes, en el terreno económico y comercial, en el político y en el de las relaciones sociales y personales, sin las cuales las cosas no funcionan. El Príncipe representa muy bien lo mejor de nuestro talento. Ése que se nos está marchando fuera. El que un millón de españoles vaya a emigrar en diez años -son datos del Ministerio de Empleo- en busca de porvenir y horizonte profesional asusta. En los últimos seis meses, casi 50.000 compatriotas nuestros se han ido. ¿Qué nos está pasando? ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? ¿Alguien cree que saldremos de esta con menos jóvenes creativos y con iniciativa y más personas de edad? Parecería que me alejo del encabezamiento de esta columna, pero no. Porque ha sido también en México donde ha reflexionado con buen tino el Príncipe de Asturias, en sus debates con empresarios, en torno a esta insoportable pérdida de capital humano. Don Felipe les ha animado a avanzar decididamente y poner sus espacios de trabajo al servicio de la Formación Profesional. Un agujero que sigue ahí: preparar a los jóvenes para asumir capacidades, responsabilidad e iniciativa, para que se hagan un hueco donde más falta hacen.