Cástor Díaz Barrado
Error en deir ezzor
El bombardeo por parte de Estados Unidos de posiciones del Ejército sirio es más que un error. No hay que descartar que el ataque se produjera, verdaderamente, por motivos puramente técnicos y por la consideración errónea, pero las consecuencias son de mucha importancia en la resolución de un conflicto que se prolonga ya durante demasiados años. Aunque los intereses de Estados Unidos y Rusia no coincidan en este conflicto, la lucha contra el Estado Islámico se ha constituido en una causa común y todo parecía presagiar que se avecinaba un acercamiento de posiciones que podría conducir a una resolución definitiva del conflicto. No se pueden cometer errores de este tipo y menos aún cuando el Daesh se encuentra en sus últimos momentos a la hora de controlar parte del territorio sirio. Las acusaciones de que Estados Unidos estaba ayudando, con este ataque, al Estado Islámico seguramente no son ciertas, pero la animadversión que Washington siente hacia el régimen de Al Asad no debe expresarse mediante un ataque armado. Estos errores son el peor camino para encontrar una vía de solución al conflicto sirio. Estados Unidos y Rusia son, al menos, aliados para acabar con los islamistas y poner fin a la pesadilla en la que viven miles de personas tanto en territorio sirio como iraquí. No se puede dar, ni siquiera por error, ningún tipo de aliento a quienes están perdiendo progresivamente el territorio que habían conquistado y cuya desaparición de la escena del conflicto, como un actor principal, contribuiría mucho a la búsqueda de una solución permanente y estable. Poco puede hacer, realmente, el Consejo de Seguridad en este caso. Más allá de servir de foro para acusaciones mutuas y, seguramente, todas infundadas. Pero Estados Unidos no sólo debe reconocer su error, sino, sobre todo, debe extremar el cuidado en que algo parecido no vuelva a suceder. Siria tiene que encontrar la paz y ello no se logra con errores.
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