Julián García Candau

Froome es humano

Chris Froome también es humano, pero Contador no es otro Indurain. El británico tuvo su primer desfallecimiento, corto, pero sospechoso, en la segunda y última ascensión de L'Alpe d'Huez. El madrileño no fue protagonista en ningún momento y, encima, se equivocó ganando unos metros inútiles en el descenso antes de llegar de nuevo al gran puerto de la jornada.

En la primera subida no hubo batalla. Los mejores se observaron y los equipos que debían plantearla, con Contador y Valverde, permitieron que Froome fuera arropado por cuatro compañeros, corredores que no soportan los grandes esfuerzos. Esta vez contó con Richie Porte hasta el final. Y fue éste quien acabó por proporcionarle auxilio energético para que pudiera superar la crisis, consecuencia de una salida que no le llevó a ninguna parte y del posterior ataque de Nairo Quintana y Purito, los héroes de la jornada en el pelotón de cabeza.

No parece que Froome ponga en peligro el liderato en las dos grandes etapas alpinas por disputar. Salvo una pájara descomunal, superará las cimas que le aguardan. Cuenta, además, con la inseguridad del ciclista de Pinto, que ha estado a punto de perder la segunda plaza, y tanto Quintana como Purito y Valverde tendrían que hacer un esfuerzo sobrehumano para superar al británico.

Contador era la gran esperanza blanca. Le vimos como otro Indurain. Ni siquiera la historia del filete de Irún nos hizo perder la fe en él. Pero contra Froome parece que no puede ser y, además, es imposible.

Posdata. Mourinho ya no quiere gente que ponga voz a sus mítines. Karanka está en paro.