Alfonso Ussía

«Gaspy»

La Razón
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Los días felices de la radio fueron los de Antena-3 en sus primeros años. Manolo Martín Ferrand creó un ambiente de libertad y compañerismo insuperables. Y ahí conocí a Gaspar Rosety, «Gaspy», el asturiano nacido en Madrid, generoso, culto y barítono, el mejor narrador de fútbol que ha parido madre. Formaba parte del equipo de José María García, junto a Torrico, Feito y Soria. Fernando Soria, granadino, que se hizo famoso cuando los «Marines» americanos invadieron la caribeña isla de Granada. Llegó a la redacción y alguien le dijo que los americanos habían invadido Granada. Trémulo y pálido como la cera, corrió hacia un teléfono y llamó a sus padres, que vivían en Granada, a los pies de Sierra Nevada, para preguntar si estaban bien a pesar de la invasión. «Gaspy», Amón y el que escribe acordaron organizar en su honor un homenaje, pero no hubo acuerdo general. «Gaspy», el gran amigo. Aunque su horario era vespertino, se acercaba todos los días a desayunar con el grupo de la permanente conspiración. Antonio Herrero, Luis Herrero, Santiago Amón –en ocasiones Pepe Cavero– y el arriba firmante. Amón le dijo un día: «Gaspar, eres de los pocos, por no decir el único, que narra los partidos sin decir sandeces ni equivocar palabras. Para que lo hagas perfectamente, tienes que leer a San Juan de la Cruz». Y ahí tuvimos a «Gaspy» leyendo el «Cántico Espiritual» durante semanas. «Santiago, para narrar un partido de fútbol, San Juan de la Cruz es innecesario, pero te agradezco que me hayas obligado a leerlo».

Cuando me presenté en 1991 a las elecciones presidenciales del Real Madrid, «Gaspy» se puso de mi lado a pesar de José María García. Creo recordar que fueron dos los hombres vinculados con la prensa que apoyaron mi candidatura. Gaspar Rosety y Francisco Umbral. A pesar de ello a punto estuvimos de ganar a Mendoza, y lo hubiéramos hecho de no ser unos pardillos. Supimos años más tarde que Lorenzo Sanz había introducido en las urnas los votos de los más de mil socios fallecidos en los últimos diez años. Para celebrar la maravillosa derrota, nos reunimos en una cena celebrada en el Club Financiero Génova en torno a quien habíamos designado por unanimidad en caso de victoria, Presidente de Honor del Real Madrid, Don Juan De Borbón, que nunca estuvo de acuerdo con mi candidatura. «Huye de ese mundo», me advertía. Y ahí estamos todos alrededor del Viejo Rey. «Gaspy» que habría sido el Jefe de Prensa del Real Madrid.

El doctor Diéguez, Jose Antonio Gómez-Angulo; Mónica Silva; José María Paz, que tenía un teléfono móvil que pesaba cuatro kilos; el fallido presidente; el fallido Presidente de Honor; Juan Guerrero Burgos, el «Panzer» de la candidatura; Julio García; Pedro Trapote; Luis Butragueño –nada que ver con el Relaciones Públicas del actual Real Madrid–; el gran Fernando Satrústegui, Ramón Calderón, Felipe Hinojosa, Javier Goya, Federico Alegre, y sentados, Luis Yáñez –el topo que nos coló Banesto a cambio de un crédito del Banco de Vitoria–, Alfonso López Pelegrín, Carlos Pérez del Camino, Carlos Dolz de Espejo y Eduardo Escalada, vocal de Agitación y Propaganda. Falta en la fotografía, por un exceso de timidez, la que fue nuestra extraordinaria secretaria de la candidatura, Mercedes Urquijo. Una foto para la Historia paralela del Real Madrid.

«Gaspy» era madridista, y en segundo lugar, del Sporting de Gijón. Nos reunimos a comer en decenas de ocasiones para recordar los tiempos pasados. Era un gran periodista, pero sobre todo, un hombre bueno, divertido, ameno, incendiario a la vez que tolerante, con un gran sentido del humor y una capacidad para entronizar la amistad fuera de lo común. Amón le decía: «Gaspar, para haber nacido en Madrid eres demasiado pelirrojo».

Y a «Gaspy» aquella opinión de Amón siempre le rompía una carcajada.

Con «Gaspy» se ha marchado toda una época feliz, inteligente e inolvidable, y le dejo mi elegía en este texto que nunca quise escribir.