Iñaki Zaragüeta
¿Irresponsable o incompetente?
«Quien siembra vientos recoge tempestades»; «aquellos polvos trajeron estos lodos»; «la violencia engendra violencia»; «quien a hierro mata a hierro muere» y un buen número de sentencias del refranero popular, enseñanzas evangélicas o frases históricas han advertido siempre de los riesgos que entraña la coacción, el exabrupto o la agresión. De ello debía haber aprendido la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cuando arengaba a sus masas de okupas y lideraba el asalto a la propiedad privada como instrumento normal de la reivindicación, incluso apoyando el atropello de los derechos ajenos, de los que consideraba enemigos a batir.
Por ello, la primera dama municipal de la Ciudad Condal no ha de extrañarse que los suyos –no digo los otros, que quizá le llegue también el día– quieran pagarle con la moneda que ella misma acuñó como de «curso legal». Si ella rechazó cualquier principio de libertad y propició la imposición de sus intereses –así hemos podido comprobarlo–, ahora no tiene otra que asumir las obligaciones de su cargo acabando con el conflicto. O ser consecuente con su pasado, y largarse. Ese verbo que desconoce: dimitir.
Colau no sólo es culpable de la situación actual en el barrio de Gràcia barcelonés, sino que exhibe incompetencia para solucionar el problema. No es de recibo que los disturbios provoquen heridos entre los Mossos y, por el contrario, no haya detenidos. La contradicción queda patente, pretender apagar el incendio echando gasolina al fuego. Lo grave es que, si la cosa continúa, quién sabe cuál será el final. Me viene a la memoria aquello de «la persona es el único animal que nace racional y aprende a ser irracional». Así es la vida.
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