Bartolomé Beltrán

Jolie y Reagan

El doctor Steven Rosenberg anunció que el presidente Ronald Reagan había sido diagnosticado de cáncer de colón. En 1985 al detectárle sangre oculta en heces se le practicó una colonoscopia. El hallazgo fue definitivo. Se trataba de un pólipo, un «adenoma velloso» en el colon ascendente, que era de mayor tamaño y con áreas de malignidad. Las colas en los centros de prevención del cáncer de colon en EE UU eran inmensas. Desde entonces me quedó claro que la imagen de una persona relevante para llamar la atención sobre un problema de prevención colectiva es un hecho que conviene constatar en su dimensión saludable porque genera inducción a la prevención con mucha más intensidad que cualquier campaña perfectamente orquestada de salud pública. Angelina Jolie nos ha puesto sobre la mesa, urbi et orbe, el debate de cómo debería actuar una mujer con alto riesgo de cáncer de mama. Sirva el caso para entender que en determinadas situaciones está indicada absolutamente una consulta de riesgo genético. La comprobación de determinadas circunstancias en las que hay más de tres casos de cáncer de mama en la familia, dos antes de los cincuenta años, ya sea bilateral o con un familiar masculino afecto de este proceso y también más de dos cánceres de ovario, o uno de mama y otro de ovario, así como aquellas pacientes con cáncer de mama por debajo de treinta años deberían estudiarse precisamente en una consulta de riesgo genético. Sin embargo, no hay que hacerlo en todos los casos que no sea necesario y por supuesto, con los datos en la mano oncólogos, genetistas y cirujanos deben profundizar con la paciente para encontrar el camino curativo más adecuado para cada caso. Porque no todas las circunstancias pueden o deben conducirnos a la cirugía reductora de riesgos. Es lo que hay. Seguro.