Restringido

Juan Carlos Billetero

El monedero, como su propio nombre indica, está pensado para monedas, para la calderilla que diría un castizo, mientras que el billetero, por la misma razón, sirve para llevar los billetes. Como seguramente los 425.000 euros no se los dieron al número dos de Podemos en centimitos, como a la ratita, lo lógico es que este caballero, flagelador de la casta, se cambie de manera inmediata el apellido después de pasar por Hacienda para explicar por que firmó con su nombre el contrato o los contratos venezolanos y luego, a la hora pillar, montó una sociedad unipersonal, porque el único empleado era él, para ahorrarse 100.000 euros a la hora de liquidar con la Agencia Tributaria. Agencia que, por cierto, ya está tardando en pedirle explicaciones cuando al resto de los mortales se nos aplica la lupa. Con esta nueva y bonita historia ya van dos líderes aficionados a cobrar trabajos de compleja explicación. El señor Billetero, de soltero Monedero, tiene que pedir menos ejemplaridad a los demás y empezar por sí mismo. Pero estos señores de Podemos, que han surgido para salvar a España de los socialistas y populares, son más partidarios de hacer demagogia que de explicar, como decía la copla, «de dónde sacan pa tanto como destacan». Vaya a ser que aquello que dijo este mismo señorín sobre la posibilidad de que la corrupción entrara por la puerta de Podemos más que un futurible sea una realidad a día de hoy. Errejón ya dio el cante en su día con el trabajo para la Universidad de Málaga que él confundió con la Universidad a Distancia. Errejón que también estuvo en el inocente encuentro montado por José Bono en su casa con Zapatero y Pablo Iglesias, fue el primero que enseñó la patita, patita que por lo visto le interesaba ver de cerca a ZP. Pero eso sí, todo enmarcado en la máxima candidez de la que José Bono es un auténtico adalid.