Paloma Pedrero
La belleza de la dignidad
Aleah Chapin, una pintora estadounidense todavía veinteañera, descubrió la maravilla que sería hacer retratos de mujeres maduras desnudas y se puso a ello. Aleah se ha hecho famosa por su talento y su originalidad. Miro los cuadros y hay algunos realmente hermosos.
Son mujeres jugando unas con otras o simplemente posando o mirando hacia algún lugar o acercando sus cuerpos desnudos. Son mujeres corrientes, algunas más llenitas, otras delgadas; algunas más guapas y otras menos; algunas con los cuerpos íntegros y otras con cicatrices, como en la vida misma.
Pero a mí lo que me gusta son sus gestos, su risa, su seriedad. A mí lo que me encandila es que esas mujeres retratadas tienen profundidad, compromiso, interés, misterio, inteligencia, energía, alma de muchos gramos. Y, cuando tus ojos ya han pasado velozmente por su piel curtida, hay cuantiosos detalles con los que disfrutar.
“La vejez en todo su esplendor, la belleza imperfecta contrariando los mandatos del Photoshop” reza el artículo.
Estamos tan mal educados, tanto hombres como mujeres, con eso de lo bonito y lo feo en las personas. Los cánones que nos inculcan son tan falsos como carentes de conciencia. Por eso al final sólo sirven para adornar los muros o las carpetas de los adolescentes. A poco más llegan las mentiras.
Eso sí, me gustaría ver a los hombres mayores y sus cuerpos. ¿Crearía la misma polémica? ¿Serían igual de interesantes? Les confieso que soy de las que piensa que a partir de una edad, ¿cuarenta, quizá?, cada uno tiene la cara y el cuerpo que se merece. La belleza no está en las bondades que da la juventud. La belleza es el reflejo la dignidad.
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