Restringido

La Constitución y Groucho

La Razón
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Última hora desde las trincheras. Donald Groucho Trump insiste en Twitter (me limito a los últimos tres días). Los republicanos John McCain y Lindsey Graham «están equivocados y su conocimiento de la inmigración es tristemente flojo». De paso «Mira lo que está ocurriendo en Europa (con la inmigración) ¡un lío horrible!». También: «Alguien con aptitudes y convicción debería comprar el fallido y [creador] de noticias falsas New York Times y reconducirlo o dejarlo caer con dignidad». Horas antes: «El New York Times y el Washington Post se equivocaron conmigo desde el principio y siguen sin rectificar. DESHONESTOS». Finalmente: «El New York Times afirmó que perdería las primarias y las elecciones. NOTICIAS FALSAS». Más allá de la cloaca digital, la pasada semana Groucho descubrió que México pasa de financiarle el muro. Pero tranquilos. Lo costeará con una tarifa del 20% a las importaciones. ¿Problema? Que como señalan Paul Krugman y otros economista «la tarifa recaería en los compradores de EE UU». Entre tanto, prohibió la entrada de los ciudadanos de siete naciones de mayoría musulmana (el veto no comprende ningún país donde Groucho mantiene inversiones). A las pocas horas, el Departamento de Seguridad Nacional rectificaba parcialmente la orden y permitía que puedan entrar los portadores de un permiso de residencia permanente. En el JFK fue retenido durante 19 horas un traductor iraquí al servicio del Ejército estadounidense durante diez años. Por no hablar de esa cosita, esa bagatela, esa chorrada, sí, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, de la que EE UU fue uno de sus principales impulsores. El profesor James Hathaway ha recordado en el «Washington Post» el caso del «St. Louis», aquel barco con «937 pasajeros a bordo, la mayoría judíos, a los que en 1937 les fue denegada la entrada en EE UU. El barco regresó a Europa y, según estimaciones del Museo del Holocausto, 254 pasajeros perecieron en los campos de exterminio». Normal que Eliot A. Cohen, historiador militar, consejero de Condoleeza Rice entre 2007 y 2009, padre espiritual del movimiento neocon y director del Centro de Estudios Estratégicos del SAIS, advierta de que pisamos cristales. En un artículo para la revista «Atlantic», Cohen pronostica que Groucho será destituido antes o después, aunque no sin antes propiciar el colapso de las grandes alianzas internacionales, la ruptura de las relaciones comerciales a nivel mundial, y quién sabe si una o más guerras. Advierte que dado que «el problema es de temperamento y carácter, no mejorará. Empeorará, porque el poder intoxicará a Trump y a quienes le rodean». A los que todavía le defienden, a los que ramonean excusas y solicitan prórrogas les explica hasta qué punto el inquilino de la Casa Blanca exhibe convicciones autocráticas incompatibles con la Constitución. Para los pensadores y políticos conservadores, añade, o «se levantan por sus principios y por lo que consideran que es un comportamiento decente, o acabarán por ser vistos como unos oportunistas y unos cobardes. Su reputación nunca se recuperará». Que nadie diga que no sabía.