Política

Manuel Coma

La Europa que viene

La Europa que viene
La Europa que vienelarazon

Hablar de futuro y no de cambio suena a traición. Todo evoluciona, pero a veces tan lentamente que la mejor apuesta es la continuidad. La atonía europea no presenta indicios serios de remitir, pero sí algunos de empeorar. Las causas son una mezcla de factores económicos y políticos, internos y externos, más algo de carácter cultural y espiritual que es tabú mencionar y está en la raíz de todo. En política americana se llaman sociales a los temas morales, aquí simplemente no se les llama. Hasta hace pocos años tomábamos ese eclipse moral como un modelo que ofrecer al mundo. Ahora el mundo se interesa cada vez menos por Europa, excepto para aquellos que partiendo de la nada se sienten todavía deslumbrados por lo que, por comparación, les sigue pareciendo una rutilante prosperidad.

Retornando a lo cotidiano, no es previsible, tal como están las cosas, que éste sea el año de salida de la crisis, aunque, tratándose de futuro, equivocarse es siempre una opción. Hasta Alemania renquea, Grecia está a punto de un nuevo traspiés, Italia amenaza con convertirse en un peso muerto que nadie sería capaz de levantar y Francia, donde el frenazo a las impermisibles utopías socialistas ha resultado insuficiente, está más dispuesta a ser arrastrada que arrastrar. Reino Unido se enfrenta con unas elecciones que pueden estar dominadas por antieuropeísmo, haciéndose un flaco favor a sí misma y a sus recelosos socios continentales.

Más allá de las políticas económicas de los gobiernos y las energías creativas de la sociedad está la rémora de lo pura y duramente político. En España, la borrachera identitaria de una porción de los catalanes y el proteico fenómeno Podemos, que pretende ser todo para todos y la encarnación de una nueva e inmaculada forma de política desconocida en la historia del mundo, aunque el ascenso de los fascismos en la convulsa Europa de los 30, sumida en crisis análoga a la actual, proporcione muchos antecedentes. Con nuestro Podemos entramos en otra turbia dimensión de la política europea. Hay Podemos de izquierdas, de derechas y de todo lo contrario, fascistoides, nacionaloides, internacionaloides y comunistoides. Presentan importantes oposiciones entre sí, pero a todos les une el entusiasmo por destruir el sistema. Sólo les falta que sean capaces de presentar uno alternativo más seductor, mínimamente coherente, creíble y un poco factible. En espera del caos y destrucción que puedan traer, recemos por que la sacudida de los desafíos haga reaccionar al «sistema».