Toni Bolaño
La hora de la política
Si alguien tenía alguna duda, la manifestación de ayer en Barcelona dejó claro que los manifestantes no pedían la consulta, pedían la independencia. La movilización fue masiva aunque recomiendo que se pongan en la nevera los datos de asistentes dados por la organización. El año pasado se tuvo que reducir a la mitad el número de asistentes aunque, sin lugar a dudas, fueron muchos.
Yo soy poco sospechoso. No soy nacionalista. No soy independentista. No creo ni en tribus ni en banderas y como a Loquillo, «la música militar nunca me supo levantar». Creo que mejor juntos que separados, pero algo tiene que cambiar, algo tienen que cambiar nuestros políticos, para seguir juntos. Artur Mas está metido en un callejón sin salida y Rajoy tiene la obligación de dar una salida a la situación. No a Mas, la salida es para los catalanes. Para los que quieren la independencia y a los que no. Porque, seguramente, la mayoría de los catalanes queremos una solución negociada. Un modelo de financiación más justo, el blindaje de competencias, o la protección de la lengua y la cultura, porque el catalán y la cultura catalana son también lengua y cultura españolas.
¿Estamos de acuerdo en que Cataluña siga en España? ¿Estamos de acuerdo en que la consulta conduce a un callejón sin salida? ¿Estamos de acuerdo en que hay que buscar una solución? Sí. Pues quizá la única salida es la que ha puesto encima de la mesa el PSOE y el PSC, la reforma federal de la Constitución. Mariano Rajoy hace bien en evitar que se incumpla la ley y hace bien en poner coto a la loca carrera iniciada por Mas y Junqueras. Sin embargo, el presidente del Gobierno también tiene que poner soluciones. La masiva manifestación de ayer deja claro que no hacer nada no es la solución. Es más, creo sinceramente que no hacer nada es contraproducente. En democracia, la ley se cambia con la ley. En democracia la política suple a los salvapatrias. En democracia, la política es adelantarse a los acontecimientos. Ahora, en Cataluña, vamos con algo de retraso. La hora de la testosterona ya ha pasado. Ahora es la hora de la política porque si no, nos haremos daño. Todos.
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