Paloma Pedrero
La pastilla para el deseo
En Estados Unidos ya se ha dado el visto bueno a una, se va a llamar Addyii y, según los que la venden, podría ayudar a dieciséis millones de mujeres afectadas por la falta de deseo sexual. Se dice que no son hormonas y que lo que consigue es que la mujer se desinhiba. ¿En que sentido? Si mal no entiendo el termino, desinhibirse consiste en lograr comportarse con espontaneidad en la vida y sus situaciones. Y no creo que las mujeres de 45 a 65 años, las más afectadas por la perdida de deseo sexual, lo sean porque de pronto se inhiben. Es un asunto demasiado complejo para tratarlo con frivolidad. Es cierto, que a las mujeres nos preocupa mucho. Primero, porque perder el apetito sexual es muy triste, es quedarse sin uno de los grandes placeres de la vida. También es complicado para la pareja, que muchas veces se siente responsable, cosa que casi siempre es falso, pura vanidad, pero que arrastra a muchas parejas hacia la separación. Las mujeres perdemos el deseo sexual por múltiples razones combinadas. La bajada hormonal es una de ellas, sin duda, bajada que coincide con otras pérdidas, como la necesariedad para los hijos o la juventud misma, cuestión esta última que en la cultura patriarcal nos hacen invisibles al deseo de los hombres ordinarios. La falta de sexo en las mujeres nada tiene que ver con la de los varones. La pastilla para ellos estimula un mecanismo físico. Lo nuestro es mental y menos íntimo. A nosotras nos tendrían que cambiar el sistema, la cultura, el modo de vida y la mirada propia y ajena. Demasiado pedirle a una pastillita rosa.
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